Cherreads

Harry Potter: Phineas Black

JotaCP
14
chs / week
The average realized release rate over the past 30 days is 14 chs / week.
--
NOT RATINGS
2.7k
Views
Synopsis
Nacido sin un apellido. Criado entre las sombras del mismo orfanato que albergó a Tom Riddle. Phineas fue un niño que nunca tuvo familia, pero desde pequeño supo que era superior. Mientras otros pedían atención, él exigía dominio. Mientras Tom Riddle deseaba reconocimiento, Phineas solo buscaba comprender el mundo que pronto controlaría.
VIEW MORE

Chapter 1 - Capítulo I: El Huérfano sin Apellido

Londres, invierno de 1932.El viento golpeaba los ventanales con fuerza, como si quisiera entrar y arrancar de las paredes las historias que allí se escondían. Entre gritos de niños, olor a sopa rancia y pasillos fríos como tumbas, vivía un niño que no era como los demás.

Phineas.

Sin apellido. Sin pasado.Nadie sabía quién lo había traído al orfanato de Wool's. Solo que su madre —una joven sin familia, sin nombre importante y sin magia reconocida— había muerto al darlo a luz. Una squib, diría el mundo mágico… si alguien le hubiera prestado atención.

Phineas creció sin ternura, sin cuentos antes de dormir, sin caricias. Pero no se quebró. Observaba. Calculaba. Aprendía. Tenía una memoria feroz y una mente afilada como bisturí. Desde muy temprano entendió algo que los demás niños no: el mundo se dividía entre los que mandan y los que obedecen. Él no estaba hecho para obedecer.

A los cinco años, ya sabía cómo hacer que las cuidadoras evitaran su mirada. A los seis, sabía cómo romper huesos sin dejar rastro. A los siete, los demás niños le temían más que al director del orfanato. Incluso Tom, el extraño niño que hablaba con las serpientes, evitaba provocarlo directamente.

Pero donde Tom era un líder en silencio, encantador y manipulador, Phineas era otra cosa: un depredador despierto.

Las monjas lo castigaban con oraciones y encierros. Phineas las soportaba sin un solo gesto. No lloraba. No rogaba. Solo los observaba con esos ojos de hielo —grises, sin fondo— como si ya supiera lo que vendría.

Un día, un cuidador desapareció.

—Se fue sin avisar —dijeron.

Pero Tom, con apenas una sonrisa, murmuró para sí:—Nadie se va de aquí sin dejar sangre.

Phineas no lo negó. Solo lo miró. Entre ellos no había amistad, tampoco odio. Dos animales que sabían que aún no era el momento de enfrentarse.

Lo que los diferenciaba era simple: Tom buscaba reconocimiento. Quería saber quién era. Phineas no. Phineas sabía quién era, aunque el mundo aún no se enterara.

Las cosas extrañas a su alrededor aumentaban con los años: vidrios que se rompían sin razón, animales muertos sin marca visible, pesadillas que hacían gritar a los demás niños al despertar... Phineas estaba en el centro de todo, y lo sabía. Y lo disfrutaba.

Él no necesitaba amigos. Solo necesitaba tiempo.Y poder.

Hasta que un día, un anciano de barba plateada y ojos brillantes llegó al orfanato.

No venía por Tom.

Venía por él.