Cherreads

Chapter 36 - Capítulo 35: Compulsivo/Destructor

El niño se acurrucaba en un rincón del sofá, abrazando una almohada casi tan grande como él.

En la mesa del salón había un pastel pequeño, comprado en la tienda de la esquina por el vecino de al lado que se había apiadado de él.

Tres velas de colores titilaban, luchando contra el aire frío que se colaba por las ventanas mal cerradas.

Hoy era su cumpleaños.

Nueve años.

Una cifra importante, pensaba él.

Pero no había globos.

No había canciones.

No había mamá.

Su pecho dolía, pero ya no lloraba.

Habían pasado tres años desde aquel día.

Tres años desde que mamá dejó de volver a casa.

Papá aún estaba, claro.

Pero llegaba tarde, tan cansado, con los ojos apagados, que a veces el niño se preguntaba si su padre también se había ido con mamá, dejando solo una carcasa vacía.

Pero no estaba completamente solo.

Todavía la tenía a ella.

Su hermana mayor.

Ella era su única compañia, una de las pocas personas que todavía parecía preocuparse por él.

Su cabello color miel, suave como la seda siempre trenzado.

Su sonrisa, aunque cada vez más rara, era cálida.

El niño pensaba que no había persona más bonita en todo el mundo.

Siempre olía a libros nuevos, a jabón de lavanda y a algo dulce que no podía identificar.

Siempre corría a abrazarla cuando volvía de la escuela.

Siempre buscaba su risa, su caricia en la cabeza, su voz dulce que le prometía que todo iba a estar bien.

No era una exageración decir que su mundo aún no se había derrumbado del todo porque ella seguía en él.

La puerta de entrada se abrió con un chirrido.

El niño alzó la cabeza con una sonrisa brillante, olvidando la tristeza que le apretaba el pecho.

La chica entró, arrojando su mochila sobre el sofá, como siempre hacía.

Su cabello estaba un poco desordenado.

Sus ojos estaban rojos, como si hubiera llorado demasiado.

Sin decir una palabra, ella cruzó la sala y lo abrazó fuerte, aplastándolo contra su pecho.

El niño sintió algo raro.

Un temblor en los brazos de su hermana.

Ella le acarició la cabeza, sus dedos temblaban.

"Lo siento…" Susurró.

El niño parpadeó, confundido.

¿De qué se disculpaba?

Pero igual le devolvió el abrazo.

Tan fuerte como pudo.

Con la esperanza de que sus buenos sentimientos se transmitieran de esa forma.

Finalmente, la chica se separó, limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano.

Se inclinó y besó su frente.

Su mano acarició con suavidad su rostro, las lágrimas que ya había limpiado parecían regresar.

"Lo siento…" Murmuró otra vez, con un hilo de voz.

Y luego subió las escaleras a su habitación, cerrando la puerta tras de sí.

El niño se quedó mirando el pastel.

Cortó una rebanada, cuidadosamente.

"Para ella."

Pensó.

"Hoy no estuvo tan mal después de todo… todavía tengo a mi hermana."

"Todavía somos dos."

Con paso ligero, subió las escaleras.

La bandeja temblaba un poco en sus pequeñas manos.

Se detuvo frente a la puerta.

Golpeó suavemente.

"¿Hermana?"

No hubo respuesta.

Giró el picaporte.

La puerta estaba abierta.

La habitación olía a lavanda.

La bandeja cayó al suelo.

La rebanada de pastel se desparramó en el piso.

Y el niño cayó de rodillas.

Allí.

En el centro del cuarto.

Suspendida en el aire.

Colgando del techo, con una cuerda alrededor de su cuello.

Estaba ella.

Su hermana.

El niño gritó.

Gritó hasta desgarrarse la garganta.

Hasta quedarse sin voz.

Hasta que su llanto no era más que un sonido ahogado en su pecho.

Ahora realmente estaba solo.

El pastel en suelo se empapó en lágrimas silenciosas.

Un pequeño trozo de felicidad desmoronado, igual que el mundo del niño.

Igual que su corazón.

*******

El aire en el Desfiladero era húmedo y cargado de sal.

7 de Marzo avanzaba junto al resto del grupo, pero no podía evitar mirar de reojo a Dan Heng y Aleph.

Ambos… se veían bastante diferente.

Dan Heng caminaba como siempre, la única diferencia era ese cabello largo y bueno, los cuernos... tendría que preguntarle más tarde donde consiguió su ropa nueva, tal vez podría conseguir un atuendo bastante bonito para su guardarropa.

En cuanto a Aleph…

7 de Marzo dejó escapar una risita al recordar lo que acababa de pasar.

Cuando Dan Heng, junto a Jing Yuan, se acercó para reencontrarse con todos, Aleph lo miró con seriedad durante unos segundos.

Y cuando Dan Heng se acercó a preguntarle si había algo mal dijo.

"¿Quién es usted, señora? Estoy bastante seguro de no conocerla."

La cara de Dan Heng se oscureció tan rápido que 7 de Marzo casi creyó que alguien le había arrojado pintura sobre ella.

Casi se cayó de la risa en ese momento.

¡Incluso el Sr. Yang parecía estar mordiéndose la lengua para no reírse!

Por no hablar del General, quién solo desviaba la mirada, pero por el temblar de sus hombros era obvio que también contenía su risa.

Aleph confundido les lanzó una mirada como si se preguntará de que se reían.

7 de Marzo apretó los labios para contener otra carcajada.

No importa que hubiera crecido y que le salieran cuernos en la cabeza, ese idiota seguía siendo igual.

"Sí… definitivamente siguen siendo ellos."

Ese pensamiento le trajo una gran sensación de alivio y quito un peso de su pecho que no sabía que tenía.

...…

Pronto, el grupo se adentró en las ruinas.

Las piedras estaban cubiertas de musgo antiguo, y raíces colgaban como cortinas entre los arcos de mármol.

En el centro de la plaza principal había una gran estatua.

Un Vidyadhara de rasgos nobles y serenos.

Cabello largo, cuernos curvos como ramas de sauce.

La semejanza era tan obvia que 7 de Marzo soltó un suave "¿Eh?".

"¡Dan Heng!" Dijo, apuntando emocionada. "¡Te hicieron una estatua! ¡Eres más famoso de lo que pensé!"

Dan Heng soltó un suspiro bajo.

Una sonrisa muy, muy tenue curvó los labios de Jing Yuan a su lado.

"No soy yo." Murmuró Dan Heng, con una mezcla de resignación y molestia.

Antes de que 7 de Marzo pudiera preguntar algo más, Jing Yuan, que se había adelantado unos pasos, miró hacia la estatua y comentó.

"La mayoría de los Gran Maestres de los Vidyadhara tienden a compartir ciertos rasgos físicos. Cabello, altura, presencia. La generación actual parece ser una excepción a esto."

Sonrió apenas.

"Quizá sea la voluntad del Mar Ancestral o solo una coincidencia caprichosa del destino."

7 de Marzo ladeó la cabeza, pensativa.

"Entonces Dan Heng… ¿podría ser un Gran Maestre también?"

No le parecía tan descabellado, si era sincera.

Jing Yuan, en cambio, miró a Dan Heng, y sin decir nada, levantó una ceja como si dijera.

"Ya sabes lo que tienes que hacer."

7 de Marzo no pudo evitar pensar.

"¿No son demasiado cercanos?"

Dan Heng cerró los ojos.

Respiró hondo.

Cuando los abrió de nuevo, el orbe que llevaba en la mano brillaba.

Una luz dorada surgió de su núcleo, girando como el yin y el yang en perfecta armonía.

El agua bajo sus pies comenzó a agitarse.

Y luego...

Con un sonido profundo, el agua se partió.

Un sendero de piedra se abrió bajo ellos, revelando una red de pasajes antiguos y majestuosos.

Columnas cubiertas de inscripciones.

Muros de piedra, de mármol negro y oro.

Puentes rotos que alguna vez conectaron templos suspendidos.

7 de Marzo parpadeó.

"¿Acabamos de ver… a una lagartija Moisés?" Murmuró Aleph.

La risa contenida del Sr. Yang estalló en una suave carcajada.

7 de Marzo se giró, confundida.

"¿Qué tenian de graciosas las palabras de Aleph?"

"¿Lo que dijo Aleph fue un chiste?" Preguntó.

Pero nadie le respondió.

Ella simplemente bufó, hinchando las mejillas, pero igual no pudo evitar asombrarse.

El lugar era increíble.

...

El eco de sus pasos resonaba suavemente sobre el mármol agrietado.

Aleph miraba a su alrededor con una mezcla de curiosidad y emoción, mientras el grupo avanzaba hacia el corazón de las ruinas.

El verdadero Desfiladero de Escamas.

Así lo había llamado Jing Yuan.

Un lugar sellado durante generaciones, donde el tiempo mismo parecía haberse detenido.

Aleph sentía el ambiente vibrar bajo su piel, como si cada piedra, cada gota de agua, estuviera cargada de una rica energía que su cuerpo absorbía de forma automática.

Ante ellos, al fondo del enorme salón sumergido, una figura se alzaba.

Un dragón.

Parecía tallado en una mezcla de jade oscuro y cristal.

Gigantesco.

Majestuoso.

Las raíces del Árbol de Ambrosía se enredaban a su alrededor como si quisieran sujetarlo.

Jing Yuan se detuvo y señaló.

"Ahí."

Su voz reverberó entre las columnas rotas.

"Esa es la raíz principal. Transformada en esta forma por el antiguo sello de los Vidyadhara."

Todos guardaron silencio.

La estatua, aunque inerte, emanaba una presión opresiva.

"Para alcanzar el núcleo." Continuó Jing Yuan. "Deben deshacer los tres sellos distribuidos por las ruinas."

Aleph frunció el ceño.

Tres sellos.

Tres oportunidades para que todo saliera terriblemente mal.

"Bueno... nada nuevo en nuestro trabajo."

Se dijo, mientras jugueteaba con su teléfono.

Estaba casi ansioso.

Una parte infantil dentro de él, quería ver qué tan grande era el desastre que iban a enfrentar esta vez.

….....

Justo cuando el grupo se preparaba para dividirse en formaciones, Jing Yuan alzó una mano.

Fu Xuan, que había permanecido a su lado todo este tiempo junto a varios Caballeros Nimbus, dio un paso al frente.

"Déjanos acompañarte." Dijo.

"No." Replicó Jing Yuan de inmediato.

Su tono fue tranquilo, pero inquebrantable.

"Regresen a la Comisión de Alquimia."

Fu Xuan frunció el ceño.

"Pero—"

"No hay pero."

Jing Yuan miró a los Caballeros, a cada uno de ellos.

"Esto no es una cuestión de orgullo. Es una cuestión de supervivencia."

Se giró hacia Fu Xuan.

"Si fracasamos aquí, Xianzhou necesitará gente capaz para reconstruir. No puedo arriesgarlos a todos."

La Gran Adivina apretó los puños, su expresión cruzada entre la frustración y la preocupación.

Pero, finalmente, asintió.

Pero no sin antes darle una mirada a Jing Yuan que le prometía que esto no se quedaría así.

Aleph cruzó los brazos, observando la escena.

Antes de que el grupo se pusiera en movimiento, Jing Yuan se permitió una pequeña sonrisa.

"Tengan fe en nuestros amigos del Expreso Astral. Volveremos a salvó."

El brillo en sus ojos era casi bromista.

"Después de todo…" Se volvió hacia Aleph, Stelle, Dan Heng, 7 de Marzo y Welt. "... ¿No son ustedes realmente buenos en destruir planes de villanos megalómanos?"

7 de Marzo levantó el pulgar.

"¡Es nuestra especialidad!"

Aleph soltó una risa seca.

"Y pensar que no nos pagan por esto..."

Welt solo negó con la cabeza.

"No hacemos esto por creditos, Aleph."

…...

Mientras avanzaban hacia los tres caminos que llevaban a los sellos, Aleph no pudo evitar mirar una vez más hacia la gigantesca figura del dragón atrapado en las raíces.

Sintió algo moverse dentro de él.

Algo antiguo.

Algo que lo miraba de vuelta.

Solo cerró los ojos por un segundo.

"Esta vez... Acabaré contigo."

*******

El aire se volvía mucho más denso a medida que descendían.

Los corredores del Desfiladero parecían estar colapsados un solo paso en falso y lo único que les esperaba ers un caida mortal para ellos.

Entre las raíces del Árbol de Ambrosía, retorcidas como serpientes de piedra, crecían horrores.

La Legión Anti-materia.

Y Abominaciones de la Abundancia, deformes y jadeantes, surgían de entre las grietas del suelo.

Sus cuerpos estaban hinchados de vida corrupta, con múltiples bocas, ojos y extremidades torcidas en ángulos irregulares.

"Bien…" Murmuró Aleph, su voz cargada de una energía salvaje, casi divertida.

"Ya era hora de calentar un poco."

No esperó órdenes.

Con una risa ronca que hacía eco en las paredes, su cuerpo se cubrió de una energía carmesí.

Los cuernos sobre su cabeza brillaron con un fulgor opaco, su figura se ensanchó, sus músculos se tensaron, y sus garras destellaron como cuchillas de obsidiana.

A diferencia de antes, el Oni dentro de Aleph ya no era una bestia salvaje desbocada.

Sin la influencia de La Noche de los Bufones Vivientes.

Era como una tormenta controlada.

Dan Heng, a su lado, blandía su lanza como si fuera una extensión de su propio cuerpo.

Cada movimiento era fluido y mortal.

El Dragón de agua revoloteaba a su alrededor, cubriéndolo como una segunda piel líquida.

Extendiendo su cuerpo y extremidades para aplastar a todo aquel que se acercará lo suficiente.

Jing Yuan caminaba al frente, su espada envuelta en un resplandor dorado y chispas púrpuras.

Cada tajo suyo derribaba bastantes enemigos, como si barriera maleza seca.

Era un espectáculo donde brutalidad, elegancia y eficiencia se volvían los instrumentos de los artistas.

.....

Mientras tanto, Welt se mantenía a un lado, su atención fija no en los enemigos, sino en los murales desgastados que decoraban las paredes.

Runas.

Símbolos antiguos.

Y uno que otro mural con figuras que tenían rasgos de los Vidyadhara.

Mientras los otros abrían camino a golpe de acero y fuerza, Welt trazaba patrones con la mirada.

Buscando respuestas.

"Pared norte…" Murmuró.

"Segundo arco..."

"…Estatua rota de Vidyadhara…"

7 de Marzo y Stelle intercambiaban miradas rápidas, siguiendo sus indicaciones.

"¡Allí!" Gritó 7 de Marzo, señalando una grieta en la pared.

Stelle asintió y corrió hacia ella, invocando su bate para golpear con fuerza.

Una runa se iluminó.

El primer sello cayó, su energía dispersándose en el aire como polvo de estrellas.

"¡Uno menos!" Gritó 7 de Marzo con los brazos arriba.

Aleph, lanzando a un soldado de la Legión contra una pared como si fuera un muñeco de trapo, soltó una carcajada.

"¡Solo quedan dos!"

Siguieron avanzando.

Cada pocos pasos se desencadenaba una nueva pelea.

Pero nada que Dan Heng, Jing Yuan y Aleph no pudieran manejar.

...

El segundo sello no tardó en caer.

Una serie de relieves secretos revelados por Welt indicaron su ubicación tras una cascada de raíces.

Stelle y 7 de Marzo, cubiertas de polvo y sudor, lograron abrirlo mientras el resto del grupo mantenía a raya a los enemigos.

Ya solo quedaba uno.

...

Finalmente, llegaron a una cámara mucho más amplia.

Una cúpula tallada en el vientre de la ruina.

En el centro, el sello flotaba, suspendido en una trenza de raíces doradas y oscuras.

Pero no estaba solo.

A su alrededor, un círculo de monstruos los esperaba.

Eran distintos a los anteriores.

Más grandes.

Mucho más grandes.

Algunos portaban fragmentos de armadura Vidyadhara en sus cuerpos hinchados.

Otros tenían rostros humanos parcialmente conservados, como si hubieran sido atrapados en medio de su corrupción.

7 de Marzo tragó saliva.

"Esto… se ve mucho peor que antes."

Jing Yuan, con una sonrisa relajada, desenfundó su espada.

"¿Decepcionada? Yo esperaba algo así."

Las Abominaciones rugieron.

Aleph gruño mientras los miraba como si fueran basura.

Dan Heng giró su lanza.

Su Dragón de agua brilló como un cometa azul.

Welt levantó su bastón.

Stelle levantó su bate, con ojos firmes.

7 de Marzo apretó los puños, lista.

.....

La batalla estalló como una tormenta en un cielo sin advertencias.

Los tres monstruos deformes cargaron al unísono.

Pero el grupo estaba preparado.

Aleph, aún en su forma de Oni, se lanzó al frente con un rugido salvaje.

Recibió el primer impacto de lleno, un puñetazo grotesco de un ser cuya masa debía triplicar la suya.

Pero Aleph ni se movió.

Su cuerpo apenas se inclinó hacia atrás, absorbiendo la fuerza brutal como si fuera solo una ráfaga de viento fuerte.

Y entonces, sonriendo, devolvió el golpe.

El impacto fue tan devastador que el monstruo salió despedido hacia atrás, estrellándose contra la pared con un crujido que sonó demasiado fuerte como para que fuera una herida superficial.

"¡¿Eso es todo?! ¡Vengan de uno en uno o todos juntos, no importa!" Gritó Aleph, riendo entre dientes mientras sus garras destellaban.

Mientras tanto, Dan Heng avanzaba con pasos ágiles.

El Dragón de agua giraba a su alrededor como una sombra viva.

Con una serie de movimientos fluidos, bombardeó a uno de los monstruos con ráfagas de presión de agua, rompiendo su equilibrio y desviando su atención.

Eso era todo lo que Jing Yuan necesitaba.

Con la tranquilidad de quien ha visto ya miles de batallas, el General cargó su espada, una enorme figura como un caballero apareció detrás de él envuelto en un resplandor dorado... y cortó al monstruo en dos de un solo tajo.

Ni siquiera se detuvo a ver caer el cuerpo.

…....

Al otro lado de la sala, el tercer monstruo, más ágil que sus hermanos, arremetió contra Welt, 7 de Marzo y Stelle.

Welt invocó varios campos gravitacionales para ralentizar sus movimientos, haciéndolo parecer torpe.

7 de Marzo disparaba ráfagas de flechas de hielo, congelando brevemente sus patas deformes.

Stelle, por su parte, era la más agresiva.

Saltaba, esquivaba y atacaba en una danza letal, los golpes de su bate cargados de energía que hacía que brillará en color blanco mientras las chispas escapaban de el.

Finalmente, cuando el monstruo intentó contraatacar desesperadamente, Stelle canalizó toda su fuerza en un golpe brutal.

Su bate se envolvió en un resplandor plateado, y atravesó el cuerpo del enemigo, clavándolo contra el suelo.

El monstruo rugió una última vez antes de desmoronarse en polvo púrpura.

La calma llegó una vez terminada la pelea.

Aleph respiró profundamente, su cuerpo comenzó a perder el tono carmesí que lo había cubierto.

La transformación de Oni se disipaba poco a poco, como una niebla retirada tras la tormenta.

Sus hombros bajaron ligeramente.

"Mejor descansar ahora…" Murmuró, soltando un quejido mientras giraba el cuello con el sonido de un crujido.

"¿O prefieren llegar agotados a la verdadera pelea y hacerle la vida más fácil al enemigo?"

Jing Yuan soltó un bufido divertido.

"Cuando lo dices así, suena como un consejo muy sensato, aunque venga de un lunático."

"Oi, decirme así solo por qué confundí a Dan Heng con una mujer es... Sabes que, no voy a decir nada al respecto."

Dan Heng simplemente asintió.

"…Tienes razón." Dijo a regañadientes.

El grupo se reagrupó, tomando unos minutos para recuperar el aliento.

Welt, mientras tanto, no había perdido el tiempo.

Aprovechó el breve descanso para analizar el último mural restante.

Finalmente, levantó la vista.

"He descifrado el método para romper el último sello."

Todos se giraron hacia él.

Dan Heng se adelantó, la lanza descansando en su espalda.

"Yo abriré el camino."

Nadie protestó.

Y así el último sello pasó a ser historia.

…...

Después de unos minutos de preparación silenciosa, emprendieron el descenso.

Cada paso los acercaba más a las raíces más profundas del Árbol de Ambrosía.

Y allí, en el centro de todo, lo vieron.

Una gigantesca raíz en forma de dragón. Parecía tallada en una mezcla de jade oscuro y cristal.

Las raíces estaban envueltas en ella.

El sello final.

Dan Heng cerró los ojos brevemente.

Su poder vibró en respuesta.

Estaban listos.

O, al menos, lo más listos que podían estar.

********

Dan Heng levantó su mano, y de ella el orbe dorado se elevó, brillando intensamente.

La luz radiante abrió el camino, rompiendo el último sello con un sonido sordo.

Una vibración recorrió el Desfiladero de Escamas.

El grupo avanzó, cruzando el umbral recién abierto.

...

Un pantano los recibió.

Todo estaba cubierto por una capa de niebla tan espesa que parecía sólida.

El suelo era agua turbia y estancada, de la que emergían raíces retorcidas como serpientes muertas.

En el centro de aquel pantano...

Una flor.

Un gigantesco capullo verde oscuro con detalles doradoa, de una altura imposible de medir a simple vista.

Sus pétalos cerrados latían.

El grupo se detuvo instintivamente.

El olor era una mezcla nauseabunda de vida y muerte.

Un perfume dulce, asqueroso y asfixiante, como flores podridas sobre un cadáver.

Una voz flotó en el aire, suave y venenosa.

"Ahora lo comprendo..." Susurró Panthylia. "Comprendo por qué los necios de Sanctus Medicus adoraban tanto al Árbol de Ambrosía. La metamorfosis... la resurrección... El poder de rehacer la vida misma."

Un escalofrío recorrió la espalda de 7 de Marzo.

Stelle apretó su bate con fuerza.

Aleph, en cambio, dio un paso al frente, su expresión endurecida.

[¿Debería comenzar el proceso, Maestro?]

Preguntó Burroughs.

"Si."

Esta vez lo haría de forma adecuada... y tal vez menos dolorosa que la última vez.

...

La flor tembló.

Un estremecimiento sacudió la estructura, y entonces, con un crujido gutural, el capullo comenzó a abrirse.

De su interior surgió una figura colosal.

Una mujer.

Su piel era gris como la ceniza, su cabello negro flotaba en mechones irregulares.

Vestía un vestido de pétalos verdes y dorados que ondeaban como algas en el viento podrido del lugar.

En su cabeza florecía una inmensa flor dorada como una corona.

Su risa resonó en todo el pantano, haciendo vibrar el aire.

"¿Vinieron a detenerme?" Preguntó, su voz rebosante de burla. "Qué dulce... y estúpido de su parte. ¿De verdad creen que con solo ustedes lograrán hacerme sentir algo además de cosquillas? ¿No es eso verdadera arrogancia y necedad?"

Aleph no esperó a que terminara de hablar.

La energía a su alrededor estalló en un aura visible.

Su cuerpo respondió al torrente vital que seguía absorbiendo.

Un garrote de hielo se formó en su mano.

...

Dan Heng atacó primero.

Una andanada de golpes de agua, afilados como navajas.

Jing Yuan atacó desde otro flanco, su espada cortando raíces como si fueran simples hierbas.

Stelle y 7 de Marzo trabajaban en conjunto, congelando extremidades menores y luego destruyéndolas de un solo golpe.

Welt invocaba campos de gravedad, ralentizando el avance de las raíces corruptas.

Y Aleph...

Aleph simplemente se movía de un lado a otro absorbiendo el impacto de los golpes.

Cada golpe que recibía, parecía hacer la sonrisa en su rostro más grande, como si realmente estuviera disfrutando todo el proceso.

Golpe tras golpe, carga tras carga.

Cada vez que su cuerpo resistía un impacto, devolvía uno mucho más devastador con sus garras electrificadas con Zionga.

Cada vez que sufría un rasguño, lo ignoraba o lo sanaba con un rápido Dia aplicado sobre sí mismo.

Su risa, feroz y alegre, retumbaba en cada rincón.

La batalla era dura.

Pero el grupo, aunque apenas, lograba mantener el ritmo.

...

Panthylia soltó un bostezo exagerado.

"¿De verdad... esto es todo?" Preguntó, su tono empapado de desprecio.

Alzó un brazo antes de que pudieran parpadear.

Una ola de energía explosiva brotó de ella.

Aleph reaccionó instintivamente, lanzándose al frente.

Su cuerpo crujió bajo la presión, su visión se nubló un segundo.

Pero resistió. El dolor lo asaltó de inmediato, pero pudo ignorarlo con facilidad.

Apoyándose en su regeneración natural aumentada y aplicando Dia sin pausa, Aleph se mantuvo firme.

Realmente era en momentos como estos que se alegraba de poder usar Dia sobre si mismo sin necesitar invocar un demonio para curarlo. O el hecho de que su alta Vi, hacia que hasta cierto punto su regeneración natural se viera potenciada.

Los demás apenas sintieron la energía detrás del ataque.

Cuando el polvo bajó, Aleph seguía en pie, jadeando, pero sonriendo.

"…¿Es todo?" Dijo, devolviendo la misma pregunta que ella había formulado minutos antes.

Panthylia soltó una risa encantada. Le gustaba la gente terca, romperlos era mucho más desafiante y divertido.

Tres flores negras surgieron del suelo, sus tallos retorciéndose como serpientes.

De sus corolas abiertas emergieron figuras deformes.

Parecidos a poseídos por Mara a la vez que se veían como miembros de la Legión Anti-materia.

Panthylia chasqueó los dedos.

"Tranquilos... no tienen que esforzarse tanto. Está bien rendirse. Traje algo de carne de cañón para que se entretengan antes de morir. Soy amable, ¿verdad?"

Su risa ligera y cruel flotó sobre el campo de batalla.

Una atmósfera tensa se instaló en el grupo.

....

El suelo temblaba con cada paso de los nuevos horrores creados.

Las abominaciones avanzaban, portando fragmentos de armaduras y emblemas mancillados de los Caballeros Nimbus y la Legión Anti-materia.

7 de Marzo tragó saliva.

"Genial… como si uno solo de esos no fuera suficientemente horrible."

Aleph, que aún se mantenía al frente, soltó un gruñido mientras se sacudía el polvo de los hombros.

El brillo carmesí de su transformación Oni todavía quemaba a su alrededor.

Pero entonces…

Con un leve resplandor, Aleph dejó que la fusión con Oni se disipara.

Sus músculos encogieron un poco, sus cuernos desaparecieron.

Recuperó su forma normal, su respiración estabilizándose.

"Hora de cambiar de táctica." Murmuró.

[Entendido.]

Un resplandor azul surgió de donde se manifestaron los círculos mágicos.

Uno a uno, sus demonios se materializaron.

Oni rugiendo con emoción mientras se arrojaba sobre el enemigo más cercano.

Nappea, flotando en el aire comenzó a curar al grupo mientras alejaba a cualquiera que quisiera interrumpirla con un Zan.

Jack Frost, sonrio, con pequeños cristales de hielo girando a su alrededor.

Congeló el suelo haciendo que varios se resbalaran antes de caer.

"Buen viaje-ho." 7 de Marzo chillo antes de tomarlo en sus brazos.

"¡Que adorable!" Bueno, Aleph no podía culparla, Jack es bastante lindo.

Nue, envuelto en nubes de niebla eléctrica. Paralizó enemigos mientras desgarraba a otros con sus garras y colmillos.

Cada uno de ellos ocupó posiciones estratégicas, como piezas de un tablero dispuesto para la guerra.

"Diviértanse." Ordenó Aleph, con una sonrisa feroz.

Los demonios no necesitaron más incentivo.

Se lanzaron contra los engendros de Panthylia con un frenesí descontrolado bajo las miradas sorprendidas de Jing Yuan y Panthylia.

Incluso Jack aún en los brazos de 7 de Marzo contribuía con su magia de hielo.

…...

Mientras sus aliados luchaban, Aleph cerró los ojos un instante.

Sabía que necesitaría un impulso mayor para lo que vendría y había guardado algo especial para esta ocasión.

Con un gesto, seleccionó a su demonio más reciente.

Wendigo.

….....

Mientras tanto, Panthylia observaba la carnicería con diversión.

No parecía preocupada, más que nada era curiosa sobre que tipo de seres eran las nuevas adiciones al campo de batalla, parecían bastante adecuados para formar parte de la Legión.

"Mmm." Dejando eso de lado...

Sus ojos se centraron en dos figuras en particular.

Jing Yuan.

Y el mocoso que había traído a esas criaturas tan interesantes.

Como dos faros en medio de la tormenta.

La destrucción que causaban era notable incluso entre todos los miembros del grupo.

Jing Yuan, con su espada relampagueante, comandaba la energía de un soldado de luz gigante, cortando a través de las abominaciones como un relámpago divino en forma de espada.

Aleph, junto a sus demonios, desgarraba, congelaba y quemaba todo a su paso.

Panthylia sonrió.

"Así que ustedes son los mayores estorbos…"

Su voz retumbó en el aire.

Levantó una mano.

Raíces negras surgieron del suelo, apuntando directamente a Jing Yuan y Aleph.

Los demás apenas lograron verlas antes de que la trampa se cerrara.

"¡Cuidado!" Gritó Welt.

Ambos fueron atrapados en una prisión de raíces retorcidas, separándolos momentáneamente del resto.

Dan Heng reaccionó de inmediato, lanzando cortes de agua a las raíces para debilitarlas.

7 de Marzo disparó flechas de hielo.

Stelle cargó su bate de energía, lista para golpear.

Pero Panthylia rió.

Un sonido bajo, gutural.

"Este será su final…" Susurró.

Su energía crecía.

El campo de batalla cambió de nuevo.

Más oscuro.

Más pesado.

Iluminando solo por la enorme esfera de energía que Panthylia sostenía sobre sus cabezas.

Pero el grupo no retrocedió.

*********

El aire se congeló en el instante en que Aleph activó el Mantra Demoníaco.

Un torrente de energía oscura y helada surgió de las raíces que lo envolvían y se extendió hasta las de Jing Yuan, envolviéndolos en un vendaval de escarcha.

El agua circundante se congeló al igual que las raíces.

*Crack

Dos figuras figuras emergieron de las estructuras congeladas.

Un trozo de hielo gigante, cortesía de Bufudyne, chocó contra la esfera de energía de Panthylia creando una nube de vapor que los segó a todos.

Jing Yuan sonreía mientras saludaba a los demás como si fuera un niño que recién volvía de una excursión.

Aleph dio un pasó al frente.

Su piel se había vuelto más pálida y enfermiza, casi blanquecina, sus extremidades se alargaron levemente, afilándose.

Una serie de espinas de hielo emergieron de su espalda, y de su boca escapó un aliento que congelaba el mismo aire.

Una cornamenta como de reno adornaba su cabeza.

Un rugido escapó de su boca.

Voraz.

Sus labios se curvaron en una sonrisa lenta, espeluznante.

Sentía la energía del Árbol de Ambrosía y el Stellaron fluir a través de todo el campo de batalla, como una red viva.

Su absorción de energía se disparó.

...…

La Devastadora se tensó.

Su rostro, antes divertido, ahora mostraba una mueca de irritación.

"No es suficiente..." Murmuró, como si hablara consigo misma.

Y entonces, Panthylia se impulsó hacia adelante.

Con una mano gigantesca, atrapó a Jing Yuan en el aire como si fuera un simple muñeco.

Dan Heng y 7 de Marzo gritaron. Welt y Stelle fruncieron el ceño.

Pero Panthylia no les prestó atención.

Una risa emergió de su garganta mientras su energía comenzaba a envolver el cuerpo del General.

"¿No sería irónico...?" Se burló, su voz impregnada de un dulce veneno.

"El amado General del Luofu, convertido en uno de los nuestros. ¡Imaginen el terror en sus rostros! ¡La desesperación! ¡Ah, qué hermoso sería ese espectáculo!"

Su energía dorada comenzó a infiltrarse en las venas de Jing Yuan, extendiéndose como una infección.

Pero Jing Yuan...

Jing Yuan rió.

Una carcajada suave, casi despreocupada.

Panthylia frunció el ceño, desconcertada.

"¿Qué—?"

Entonces lo sintió, un caballero dorado la sostuvo por detrás, la electricidad que cubría su cuerpo la paralizó momentáneamente. No iba a durar mucho pero eso era más que suficiente.

"¡Ahora!" Gritó Jing Yuan.

Fue entonces cuando Dan Heng atacó.

El rugido del dragón de agua precedió el choque.

Una oleada brutal de poder, un torrente concentrado, se lanzó contra Jing Yuan.

Un golpe brutal, impactó directamente sobre él.

Era para aprovechar el canal que Panthylia había abierto al intentar corromperlo.

A través de esa conexión, Dan Heng, con su dominio sobre la energía, envió una contracorriente devastadora.

"¡¿Qué... qué están haciendo?!" Rugió Panthylia, retrocediendo tambaleante.

El vínculo se volvió un látigo contra ella.

Aleph no dejó pasar la oportunidad.

Saltó.

Envuelto en escarcha y rayos rojos.

Cayó sobre la espalda de Panthylia.

Sus garras desgarraron la carne gris de la Devastadora.

La sonrisa en su rostro crecía a medida que sentía su propio crecer.

Robó.

Aleph absorbió.

Le arrebató la energía vital otorgada por el Árbol de Ambrosía, y el Stellaron.

La flor dorada que coronaba su cabeza se marchitó en un suspiro.

Su vestido pétreo se quebró en fragmentos.

Panthylia gritó, un chillido de furia ante el descaro de los tres que habían orquestado el truco.

Su cuerpo se desmoronó en un torbellino de cenizas plateadas.

Todo terminó.

La presión aplastante desapareció de golpe como si nunca hubiera existido.

El silencio cayó.

Aleph, aún en su forma monstruosa, descendió al suelo con cuidado, cargando a Jing Yuan en brazos como si fuera una princesa.

7 de Marzo abrió los ojos como platos.

"¿A-Aleph?"

Aleph solo alzó una ceja, como si no viera nada extraño en su acción.

"¿Qué? ¿Iba a dejar que el General se estampara contra el suelo?"

Stelle se llevó la mano a la cara, exasperada.

Welt simplemente soltó una risita por lo bajo.

Dan Heng la mirada de los ojos inexpresivos de Jing Yuan.

Lo comportamientos de Aleph no tenían nada que ver con él.

…....

Jing Yuan, ya en el suelo, gruñó mientras se ponía de pie con ayuda de Dan Heng.

Sus ropajes estaban desgarrados, y su expresión era de agotamiento, pero su mirada seguía siendo aguda.

Aleph, ya en su forma normal, le ofreció una mano.

"Oye, ¿quieres que te cure? Soy bastante en eso, sabes."

Jing Yuan negó con la cabeza, sonriendo.

"No es necesario. Prefiero dejar que las cosas sigan su curso natural, y que mi cuerpo sane por su cuenta."

Aleph lo miró dudoso por unos momentos antes de encogerse de hombros al fin y al cabo era su decisión si dejarse curar o no.

…...

Una risa etérea resonó en el aire.

Del montón de cenizas, una esfera de luz surgió, flotando.

"Patético." Su voz resonó, llena de desprecio.

"¿Creen que esto ha terminado? ¿Que esta victoria es algo de lo que sentirse orgullosos?"

La esfera palpitaba con odio.

"Todo lo que han destruido fue apenas un caparazón, un cuerpo temporal creado a partir del Árbol de Ambrosía. No fueron capaces de tocarme realmente."

7 de Marzo frunció el ceño.

"¡¿Qué?!"

Stelle se acercó con su bate, pero Jing Yuan la detuvo y negó con la cabeza por lo que no tuvo más remedio que quedarse allí parada, aunque eso no impidió que mirará al hombre con un puchero.

Panthylia rió.

"Nos volveremos a ver, insectos."

Jing Yuan, aún tambaleante, avanzó unos pasos.

Y con un gesto lleno de su mano cubierta por rayos púrpuras, disipó la esfera.

La luz se extinguió como una vela bajo el viento.

"No importa cuántas veces regreses." Dijo el General, su voz firme como el acero.

"En el Luofu, siempre encontrarás una espada esperándote." Giró hacia los tripulantes del Expreso Astral. "Y cuento con que si la situación lo requiere nuestros queridos amigos vendrán a dar una mano ¿Verdad?" Comentó con una sonrisa que todos, menos Dan Heng, le devolvieron junto con un asentimiento.

El sonido de las raíces muriendo era casi como un susurro.

Un crujido sordo que se propagaba por todo el Desfiladero de Escamas.

Aleph se inclinaba sobre una raíz marchita, absorbiendo sin ningún disimulo la energía vital que aún quedaba en ella.

Sus ojos brillaban con una satisfacción simple, casi infantil como la de un niño comiendo dulces.

Cualquiera que lo viera pensaría que acababa de encontrar un tesoro enterrado.

Dan Heng, de pie a su lado, cruzó los brazos y suspiró.

"¿De verdad necesitas absorber todo lo que ves?"

Aleph le lanzó una mirada desconcertada como si no entendiera de donde venía aquella pregunta.

"¿Qué? No es como si fueran a usarlo para otra cosa ahora."

7 de Marzo observaba la escena en silencio, casi esperando que Aleph sacara un popote y empezara a sorber la energía directamente del suelo.

Y, honestamente, no le sorprendería que lo hiciera.

Stelle estaba no muy lejos de ellos con los brazos cruzados y con una expresión molesta, ella también había intentado hacer lo mismo que Aleph pero no le había funcionado.

Mientras tanto, Jing Yuan permanecía unos pasos más atrás, apoyado con disimulo contra una columna rota.

Sus ojos seguían a Aleph.

"¿Es esto a lo que te referías, Fu Xuan?"

Pensó el General, recordando la conversación previa a toda esta locura.

Fu Xuan había insistido en que prestara especial atención a Aleph.

"No lo subestimes." Le había dicho ella.

"Es un desastre en potencia... o una bendición inesperada. Dependerá del vínculo que forje con sus compañeros."

Jing Yuan no había tomado esas palabras con mucho peso en su momento.

Pero ahora…

Después de ver a Aleph aplastar a los engendros de la Abundancia, resistir la energía del Árbol de Ambrosía y jugar un papel clave en la derrota de Panthylia…

"También ahora parece llevar dos Stellarons en su interior..."

Sí.

Estaba reconsiderando algunas cosas.

Fu Xuan seguramente estaría sonriendo con superioridad si estuviera presente.

"¿Y ahora qué hago contigo, chico problemático?"

Pensó, esbozando una sonrisa apenas perceptible.

...

Finalmente, dejando que el silencio hablara por todos, comenzaron a moverse de regreso hacia la superficie.

Las raíces marchitas crujían bajo sus pies, deshaciendo el camino como un velo que se retrae.

Detrás de ellos, el mar se alzaba de nuevo, sellando las ruinas del Desfiladero de Escamas bajo las aguas del Luofu.

...…

Cuando emergieron en la superficie, la luz suave del atardecer los recibió.

Fu Xuan los esperaba, junto a Yanqing y varios Caballeros Nimbus.

Sus rostros, tensos de preocupación, se suavizaron al verlos aparecer.

Especialmente al ver a Jing Yuan, aunque todavía herido, caminando por su propio pie.

Yanqing dio un paso adelante.

"¡General!" Exclamó, casi derribando a Aleph quien caminaba cerca. "¡¿Se encuentra bien?!"

Jing Yuan sonrió débilmente mientras ponía una mano sobre la cabeza del chico.

"Estoy vivo." Se limitó a decir.

Fu Xuan suspiró, aunque su rostro no mostró ningún alivio explícito.

"Te dije que no hicieras locuras innecesarias." Murmuró.

Jing Yuan ladeó la cabeza inocentemente mientras se señalaba a si mismo.

"¿Quién, yo? Jamás."

Aleph, que los miraba desde un costado mientras mordisqueaba una raíz que había guardado (tenía un muy buen sabor), se quedó congelado de golpe.

"No trabajaras hasta que te recuperes ¿De acuerdo? Yo me encargaré de todo."

La expresión de Jing Yuan no pudo ser más brillante luego de escuchar las palabras de Fu Xuan.

Sus ojos se abrieron de par en par.

Una realización lo golpeó como un camión.

"¡Espera un segundo…!"

El General se negó a que lo curara a propósito.

¡Para poder aprovecharse de la situación!

¡Y ahora estaba rodeado de subordinados preocupados que lo cubrirían de trabajo mientras él se tomaba unas vacaciones obligadas de recuperación!

Aleph casi soltó un grito en shock.

Ese tipo…

Era mucho más astuto de lo que su apariencia hacía creer.

Aleph entrecerró los ojos, evaluándolo con una nueva luz.

"¡Es un maldito genio!"

Por primera vez en mucho tiempo, Aleph sintió respeto verdadero por alguien fuera del Expreso Astral.

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Estadísticas de Aleph tras todo esto:

[Aleph Avesta]

[Nivel: 52]

[Fu: 131]

[Ma: 121]

[Vi: 195]

[Ag: 119]

[Su: 11]

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