Cherreads

Chapter 11 - Sentimiento Mágico

Me dirigí a la ubicación de Omen, lo había dejado atado a un árbol para que no se escapara. Cuando me acerqué lo suficiente me di cuenta de algo: sus ojos ya no eran morados, ahora eran de un color rojo intenso. Cabalgué por unas horas para alejarme de las cenizas de Wykyavik. Mientras me alejaba, las lágrimas que se esparcían por mi rostro enojado pasaron desapercibidas para mí.

La luna había salido, necesitaba encontrar un refugio para dormir y recuperar fuerzas. Me encontré varias cuevas en las que podía refugiarme, pero no deseaba descansar en cavernas, ya había tenido suficiente de ellas por hoy.

Encendí una fogata con palos y piedras al aire libre para calentarme y me acosté en la grama mirando hacia el cielo. Cerré los ojos para intentar descansar, pero vi la figura de Mugen muerta.

-¡Maldicióóóóóón! -grité repentina y furiosamente a la nada seguido de pequeños quejidos de lamentos-.

Odiaba sentirme de esta manera, desde la muerte de mi madre no percibía este dolor. Por esto es que los sentimientos son inútiles. Te encariñas con alguien o algo y consigues una debilidad.

Fue entonces cuando me di cuenta. Nada de lo que tenía que ver con mi padre había brindado algo bueno al mundo, todo lo que guardaba relación con mi viejo era negativo. Estaba más que determinado en acabar con todo lo de ese vejestorio.

Justo en ese instante hice memoria acerca de los tres sellos de recuerdo que había en mi cerebro.

-¡No voy a ver unos recuerdos que fueron manipulados por él! -pensé enojado y apretando los dientes-.

Me la pasé varias horas intentando conciliar el sueño.

---------------------------------------------------------------------------------------------------------

Me levanté al mediodía y directamente cabalgué hacia la urbe de Adavass. Iba a acabar con él, me vengaría por la muerte de mi madre y de Mugen. Pero más importante, acabaría por fin con mi padre en su totalidad.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta de la aparición de una persona y su caballo blanco por el camino. Por mi culpa, los corceles chocaron y salimos disparados por la colisión. Cuando estaba a punto de caer al suelo utilicé "corriente de aire" para recomponerme. Me sorprendí cuando la otra persona también utilizó un hechizo de viento para evitar dañarse.

-¡Qué te pasa!, ¡fíjate en el camino! -me gritó-. Espera... ¡¿Acabas de utilizar "corriente de aire"?!

Me fijé detenidamente en la persona con la que acababa de chocar, era una chica de mi edad. Vestía ropas blancas y una especie de varita mágica.

-¡¿Acabas de utilizar "corriente de aire" verdad?! ¡¿Acaso eres un mago?! -me preguntó con una cara ilusionada-.

-¿Qué demonios te importa a ti? -respondí con una cara de pocos amigos-.

Ella me miró mal, extendió su mano en mi dirección y empezó a cargar poder mágico, una "bola de fuego" apareció en su palma y la disparó contra mí.

Esquivé su ataque rápidamente y me puse detrás de ella, seguidamente saqué mi cuchillo y lo ubiqué en frente de su cuello mientras por la espalda la amenazaba con mi propio hechizo.

-¡Vuelves a hacer algo así, y te mataré, maldita zorra! -la amenacé con ojos violentos y una voz siniestra-.

-¡Increíble, se ve que eres muy hábil! -mencionó como si no estuviera en una situación de peligro y pudiera liberarse fácilmente-.

Guardé mi cuchillo y la empujé para alejarla, era más valiente de lo que pensaba.

Me di cuenta cómo me juzgaba con la vista. Empezó a cargar poder mágico de nuevo, no sabía qué estaba a punto de hacer así que me puse en guardia.

La chica con sus ojos cerrados me dijo:

-Estoy utilizando un conjuro para ver la pureza de tu corazón. No se ve nada bien, no eres una persona de confiar. ¡Oh!, pero al parecer no eres del todo malva-

-Deja de analizarme, niña. ¿Qué rayos quieres? -pregunté interrumpiendo-.

-Tengo una maldición que acabará con mi vida y no la puedo romper yo sola. Necesito de otro mago poderoso, viajé durante varios días para encontrar a uno.

-¿Acaso crees que te voy a ayudar?, encuentra a otro hechicero -le respondí en un tono algo burlón-.

-Cada vez hay menos magos en el mundo, estoy segura que no encontraré otro antes de mi muerte. Así que vamos a concretar un trato: me auxilias con este maleficio y yo te enseñaré nuevos encantamientos -me ofreció-.

Esta chica era mucho mejor controlando la magia que yo, lo pude notar por la llama que me lanzó, era mucho más poderosa que la mía y si no la hubiera esquivado hubiera tenido serios problemas. ¿Otro entrenamiento como el de Mugen? Podría necesitarlo para enfrentar a Adavass, pero me traía malos recuerdos.

Después de pensarlo por unos minutos y analizar los pros y contras decidí que para poder vengarme de mi padre necesitaba de más poder, así que acepté.

-Más vale que me enseñes conjuros poderosos, de lo contrario; seré yo el que acabe contigo, y no esa maldición.

-Por supuesto.

La chica se sentó y me guio a sentarme en frente de ella, seguidamente me cuestionó:

-¿Cuántos años tienes?

-Veinte y dos -le contesté-.

-Solo eres un año mayor que yo así que te lo perdonaré por esta vez. Necesito que agarres mis manos y sincronices tu magia con la mía para destruir el maleficio.

Ella extendió sus manos y yo puse las mías sobre las suyas, los dos empezamos a concentrar poder mágico intentando sincronizarnos.

-Déjame decirte algo, cuando libere la maldición, empezará a consumirnos a los dos. Si no tienes suficiente esencia mística, fuerza de voluntad o no estamos lo suficientemente sincronizados: moriremos.

-¡¿Qué dijiste?! -grite exaltado-.

-¿Listo?, utiliza todo tu poder.

Antes de que me diera tiempo a recriminarle algo, un líquido viscoso negro surgió en nuestros dedos y empezó a extenderse por nuestros brazos.

-¡Oye, concéntrate, ya te dije que pereceremos si no lo neutralizamos correctamente! -me gritó la chica-.

Me empecé a centrar en destruir la maldición, pero no servía de nada; el líquido se seguía extendiendo por mis hombros.

-¡Nuestra hechicería necesita estar en sincronía, baja un poco tu fuerza, estás liberando demasiada! -me exclamó-.

El fluido pegajoso se extendió por nuestros pechos, después por las extremidades inferiores e iba llegando a nuestros cuellos.

-¡No puede ser, nos va a consumir! -vociferó asustada la maga-.

-¡Escúchame, escuálida! ¡libera toda tu energía mágica, así me será más fácil adaptarme!

-¡NO SOY UNA ESCUÁLIDA!

Ella rápidamente liberó toda su esencia. Poseía una cantidad sorprendente, casi igual a la mía.

La solución umbría ya se había difundido casi por completo, solo faltaban nuestras cabezas.

Los ojos era lo último que le restaba a la viscosidad para tragarnos cuando el líquido paró de extenderse y empezó a retroceder poco a poco hasta desaparecer; justo en el último momento había logrado acoplarme a su magia.

Respiré agitado antes de apretar los dientes y reclamar:

-¡Casi nos matas niña bruta!, ¡¿no crees que debimos practicar antes, ehh?! -le grité exacerbado-.

-¡Yo no sabía que eras un principiante como mago, de haberlo sabido no le hubiera pedido ayuda a un imbécil como tú!

La discusión se fue haciendo más grande e intensa hasta el punto en que explotó:

-¡¿Sabes qué?!, ¡te voy a mostrar lo que es ser una maga experta! ¡Ataca con lo que tengas, niño! -me retó-.

-¡Te arrepentirás maldita ESCUÁLIDA!

Corrí hacia ella con toda la intención de asesinarla, saqué mi Etherius para apuñalarla. Ella pronunció las palabras: "Escudo de fuego" y una especie de aura de llamas empezó a rodearla. Cuando mi espada tocó aquella armadura de llamas se evaporó al instante.

-¡JA, JA, JA, no puedes atacarme sin quemarte! ¡Ataca si quieres ser frito como una langosta! -se burló la hechicera en un tono casi maniático-

Esta tipa me había hartado, mi ira estaba en un punto crítico, ¡¿quién rayos se creía?! Me abalancé a ella sin importarme aquella armadura de fuego y la golpeé en toda la cara. Ella salió volando unos cuantos metros antes de utilizar "corriente de aire" para caer suavemente.

-¡Ahhh! ¡¿Qué rayos es este fuego?!, ¡la quemadura es insoportable! -me quejé por el dolor-.

-N-no pensaba que de verdad atacaría con mi armadura de fuego puesta, este chico está loco -susurró la muchacha-.

La maga experta empezó a cargar poder místico y seguidamente exclamó: "Rugido del dragón de fuego". Brasas brotaron de su boca en una línea de llamas que se dirigió hacia mí. Si ese ataque me daba de lleno, hasta ahí llegaría.

Con "corriente de aire" apenas pude escapar del ataque. Me acerqué ágilmente a su espalda y la inmovilicé apretando mi antebrazo contra su cuello. Un olor extraño me distrajo por un momento, era la fragancia de su cabello. Detecté el aroma a flores. Ella aprovechó mi distracción para liberarse y darme un codazo en el rostro.

-¡Maldita!, me distrajiste con un hechizo olfativo en tu cabellera, muy astuta.

-¡¿Qué?!, ¡yo no hice nada! ¡Deja de olerme maldito pervertido!

Noté que tenía un muy pequeño rubor en el rostro.

-¡¿Qué tanto miras estúpido?! -Exclamó furiosa-.

Me había dado cuenta, su magia superaba por mucho la mía, ella podía estar al mismo nivel que yo solo por su poder mágico y sus encantamientos poderosos.

Recordé que ella me prometió ayudarme.

-¡¿Escuálida, cuál es tu nombre?! -le pregunté-.

-No soy una escuálida. Mi nombre es Ginette, estúpido.

-Me habías asegurado que me enseñarías si te auxiliaba. Es hora de que cumplas tu parte.

Ella me explicó que tardaría dos meses en aprender todas sus técnicas. Yo acepté el tiempo de entrenamiento. Ya tenía las técnicas de espada, ahora iba a obtener magia experta.

-Empezaremos tu entrenamiento mañana, por hoy descansaremos. Yo iré a buscar ingredientes para cocinar la cena, tú prepara la hoguera -me dijo-. Por cierto, no te preocupes por tu espada, puedo traerla de vuelta con un hechizo.

Ella regresó con varios ingredientes y empezó a preparar una sopa de conejo.

Después de una hora me llenó un plato de comida y me lo dio.

-Toma, ¿qué te parece la receta de mi familia?

Comí un poco y saboreé el conejo y los distintos vegetales en mi boca. Era bastante delicioso, pero no le iba a dar el gusto de saber que me gustaba su comida.

-B-bueno, he probado cosas peores -respondí mirando hacia otro lado-.

Ella solo sonrío mientras me miraba, como si supiese que me había encantado. Terminé mi sopa y dormí con un ojo abierto, no sabía lo que Ginette podía hacer mientras descansaba.

More Chapters