El universo entero contenía infinitos planos de existencia. Algunos bañados de luz, otros sumidos en la oscuridad, y algunos donde el papel higiénico era incluso más escaso que el alma de un político honesto .
Pero este... este plano, llamado Aethelgard, era cruel, místico y espectacularmente injusto. Un mundo donde los débiles eran aplastados como tomates en una pelea de borrachos y los fuertes pronunciaban discursos solemnes sobre el "camino del Dao"... justo antes de destruir tu casa con una antigua técnica de palma llameante .
Y fue en ese sangriento Edén donde, un día cualquiera, un cuerpo flacucho y olvidado abrió de repente los ojos.
—¡Gkh! —tosió el joven, escupiendo tierra seca como si fuera café instantáneo mal disuelto .
Yacía boca abajo sobre el suelo agrietado de un campo de entrenamiento. Su uniforme de discípulo de bajo rango, hecho de una tela tosca y desgastada, parecía más una trampa para el polvo que una prenda digna . Le dolía todo, incluso partes de su anatomía que ni siquiera recordaba haber usado.
Y aún no había decidido si estaba soñando, muerto o resucitado con descuento , cuando una voz arrogante decidió que era hora de intervenir.
—¡Miren quién regresó del mundo de los gusanos!—exclamó un joven con el peinado más ridículo del hemisferio norte y una sonrisa tan ensayada que causaba fatiga visual .
Su nombre era Deng Mu. Aunque en los registros informales de la secta figuraba como « ese idiota que siempre grita primero ». Uno de esos discípulos medianamente fuertes que creían que con músculos, una voz potente y un poco de gel podían conquistar el Dao.
—¿Tú otra vez? ¿No te dije que si te cruzabas en mi camino otra vez, te enseñaría la diferencia entre un discípulo y un trapeador?
El cuerpo en el suelo, que ahora albergaba una nueva alma, parpadeó. No por miedo, sino porque Li Wei acababa de asimilar todo lo anterior. En tres segundos ...
Los recuerdos llegaron como una avalancha de mediocridad . El joven que ahora encarnaba había sido el clásico extra de fondo: cero talento espiritual . Cero recursos . Cero carisma . Incluso sus padres espirituales lo habían abandonado. Lo habían dejado a merced de la Secta de la Llama Durmiente. Un nombre poético para lo que, en la práctica, era una secta de rango bajo a medio con egos de proporciones celestiales .
Y lo peor... lo verdaderamente patético... era que este Li Wei era el último de la escala social . Lo patearon, lo insultaron, lo obligaron a lavar ropas sudadas y lo usaron como saco de boxeo humano durante los entrenamientos.
…Ah, cierto. El comienzo clásico .
Cuerpo débil, sin talento, rodeado de imbéciles arrogantes con complejo de superioridad .
Luego, probablemente tendré que cultivar en secreto mientras planeo destruir la secta con una sonrisa sarcástica .
...Nada mal .
Aunque con este cuerpo... ni siquiera puedo subir escaleras . ¿Dónde quedó mi físico pagado en el gimnasio, pero que nunca usé ?
¿Y este tipo ? ¿Quién es ? ¿ El típico minijefe que aparece en el tutorial solo para ser humillado después ?
Li Wei se incorporó lentamente, saboreando el dolor en cada articulación como si fuera un billete viejo y mohoso . Deng Mu frunció el ceño.
—¿Qué haces? ¿Intentas levantarte?
—"¿Qué te parece? ¿Yoga?" —respondió Li Wei con voz ronca, mientras su lengua aún se adaptaba al nuevo acento—. "Aunque debo admitir que esta posición tiene cierto encanto espiritual..."
-"¿Eh?"-
—Nada, nada—dijo sacudiéndose la bata como si no temblara por dentro .
—¡No te metas conmigo, basura! Después de lo que hiciste ayer, no te vas tan tranquilo.
« ¿Ayer ?», pensó Li Wei. Otro fragmento de memoria hizo clic.
El "ayer" en cuestión había sido un episodio vergonzoso en los baños masculinos, donde el anciano Li Wei resbaló con jabón espiritual y cayó... directamente sobre el Hermano Mayor Feng . Un discípulo musculoso y paranoico con una evidente obsesión por la higiene .
Resultado: paliza pública . Humillación total . Y ahora Deng Mu, uno de los lameculos oficiales de Feng , había decidido cumplir su papel de paloma mensajera del castigo .
Li Wei suspiró y levantó la vista. Tres discípulos más estaban sentados a la sombra de un árbol, observando con sonrisas hambrientas . El clásico público inútil que nunca hace nada, pero se ríe como hienas si alguien tropieza con sus propios pies .
—"Bueno, supongo que una paliza matutina es tradición en esta secta, ¿no?"—
—¡Te crees muy gracioso! —gruñó Deng Mu, levantando el puño—. ¡A ver si después de esto sigues siendo tan listo!
Pero en ese momento, Li Wei levantó un dedo.
—"Antes de que me rompas la nariz" —dijo con una calma sospechosa— , quiero enseñarte algo.—
—"Muéstrame... ¿qué?"—
Li Wei se arrodilló lentamente con lentitud teatral y recogió una pequeña caja de madera que colgaba del cinturón de Deng Mu. Una caja discreta... pero decorada con tallas espirituales.
—¡Esa caja! —exclamó Deng Mu—. ¡Devuélvela! ¡Es del hermano Feng!
—"Justo como pensaba" —Li Wei lo olió con descaro— . "Píldoras espirituales intermedias. Mmm... ¿Tres? ¿Cuatro? Bastante poderosas. Me pregunto si esta caja sobreviviría si por error..." —y con un gesto cargado de cinismo , la dejó resbalar de su mano— "...cayera en el pozo de desechos alquímicos".
Silencio.
Los ojos de Deng Mu se abrieron como una ardilla al ver una explosión .
—¡NOOOO!—
La caja cayó. Rebotó. Rodó. Y se deslizó... justo al borde del abismo espiritual . Ese lugar repugnante donde ingredientes fallidos y pastillas contaminadas iban a morir sin gloria.
Un zorro espiritual, negro, gordo y con cara de "sólo trabajo por comida", lo olió... Y con la elegancia de un funcionario perezoso , lo empujó con su hocico.
Plaf.
Deng Mu gritó como si le hubieran arrancado el alma .
—¡¿Sabes lo que hiciste, bastardo?! ¡Feng me matará!
—¿Estás seguro? —preguntó Li Wei pensativo—. Porque si se entera de que , por un ataque de ego, perdiste su caja... mmm...
Los otros tres discípulos se miraron con pánico.
—¡Hermano Deng, no diga que fuimos testigos! —dijo uno rápidamente—. ¡No vimos nada!
—¡Sí! ¡Todo fue un accidente!
Li Wei se encogió de hombros con una expresión tan inocente que era nauseabunda .
—"Supongo que esto se llama… karma exprés."—
Y así, el joven débil, inútil y olvidado se dio la vuelta y comenzó a alejarse, con pasos tambaleantes ... Pero con la cabeza en alto.
Primer día en este nuevo mundo y ya le arruiné el día a un idiota poderoso .
Nada mal .
Claro, ahora probablemente querrán matarme … Pero eso será problema del yo de mañana .
Hoy sólo quiero encontrar una cama, un libro y algo de silencio .
Y mientras el sol ascendía por el cielo de Aethelgard, iluminando el rostro cansado de un nuevo jugador en este despiadado tablero de cultivadores …
El zorro astuto comenzó a moverse.
Con una sonrisa burlona , una lengua afilada …
Y absolutamente ningún músculo útil .