Cherreads

Chapter 30 - Capítulo 29: La Noche de los Bufones Vivientes

Algunos de los Caballeros Nimbus seguían en guardia, armas en alto, mientras otros se apresuraban a atender a los heridos y evaluar los daños.

Fu Xuan, con los brazos cruzados y el ceño fruncido observó al grupo.

"La Criminal será trasladada a la Comisión de Adivinación para su interrogatorio."

Welt asintió antes de responder.

"Recibimos un encargo del General Jing Yuan de arrestar a la Cazadora de Stellaron. Agradecemos su ayuda, Gran Adivina, pero debemos escoltar a la fugitiva hasta el general."

"No será necesario, tengo en mi poder una orden del General, adelante, leanla si quieren." Comentó Fu Xuan. "Una vez detenida la Cazadora de Stellaron, la Comisión de Adivinación será la encargada del interrogatorio."

"Entiendo, sin embargo, el General prometió que la información sería compartida con nosotros. Tenemos derecho a saber todo lo que diga Kafka."

"¿Eh?"

Fu Xuan hizo una leve mueca y murmuró en voz baja, pero eso no suficiente para que Aleph y Stelle no la escucharan.

"Ese tipo... siempre me agrega más trabajo y problemas sin decírmelo. Y cuando me lo dice, lo hace a último minuto o mediante otros medios. Tsk."

"No vamos a complicar las cosas más de lo necesario. Solo queremos escuchar el interrogatorio."

7 de Marzo, con los brazos en cruzados, inclinó la cabeza levemente.

"¿No sería mejor interrogarla aquí mismo?Los Cazadores de Stellaron son escurridizos, cualquier segundo que le demos podría ser peligroso ¿Y si se escapa?"

Fu Xuan negó con la cabeza con firmeza.

"No es tan simple. La Comisión de Adivinación posee un método especial que nos permitirá desentrañar la verdad y las intenciones de Kafka. Aquí fuera, su manipulación sigue siendo una amenaza."

Aleph chasqueó la lengua.

"No es como si no pudiéramos atarle la boca o algo así."

"Intenten eso y la verán manipularlos sin necesidad de palabras." Replicó Fu Xuan sin inmutarse. "Confíen en la decisión del General."

"Genial..." Murmuró 7 de Marzo.

Fu Xuan suspiró y giró sobre sus talones.

"Muy bien, la urgencia exige agilidad... Los cuatro me acompañaran a la Comisión de Adivinación. Nos iremos en dos Astroesquifes. Ustedes vendrán conmigo en uno, Kafka y los Caballeros Nimbus en otro."

"¡Vaya!" Exclamó 7 de Marzo con una gran sonrisa. "¿El General nos acaba de evitar un viaje con Kafka? ¡Sabía que era un buen tipo!"

Aleph no pudo evitar reírse un poco ante su reacción, pero Fu Xuan ya no estaba prestando atención.

...

El viaje fue breve pero incómoda. Fu Xuan parecía inquieta, observando el Meridiano de navegación con desconfianza. Y pronto, sus sospechas se confirmaron.

El vehículo descendió en una zona ajena a la Comisión de Adivinación. Apenas bajaron, Fu Xuan miró ferozmente a Tingyun.

"Se que puede que viva medio recluida, pero soy más que capaz de reconocer mi propio territorio. Dime, Tingyun." Dijo con una voz peligrosamente tranquila. "¿Este lugar te parece la Comisión de Adivinación?"

La raposiana sonrió con nerviosismo, alzando las manos en un gesto apaciguador.

"Calma, calma, querida Gran Adivina. Hubo un fallo en el dispositivo Meridiano, no pude ingresar al dominio. Este era el lugar más cercano donde podía atracar el Astroesquife."

Fu Xuan cerró los ojos, masajeándose el puente de la nariz.

"¿Y dónde estamos exactamente?"

"¡Bienvenidos al Sanctum de la Exaltación!" Respondió Tingyun con una sonrisa.

Fu Xuan suspiró pesadamente y miró al grupo.

"A partir de aquí, iremos caminando hasta la Comisión de Adivinación... Había vislumbrado que habría dificultades en el camino pero no previ que fueran estás."

"Había oído que en Xianzhou podían leer el futuro ¿Como lo hacen? ¿Con los dedos, cartas o de que forma?"

Fu Xuan le dirigió una mirada inexpresiva antes de desviar la mirada.

"Como claramente desconocen ciertos suntos internos de la Comisión de Adivinación, los absolveré de sus comentarios fuera de lugar. Asegúrense de que no se repita. Voy a adelantarme, hasta luego."

Sin más que decir, la Gran Adivina se dio la vuelta y avanzó con pasos rápidos, casi dejando atrás al grupo.

"Mmm... Señorita Fu Xuan." 7 de Marzo la detuvo. "Puede que no le guste escuchar esto, pero recuerde que tenemos un acuerdo con el General. Tenemos que estar presentes cuando se lleve a cabo el interrogatorio."

Fu Xuan la miró de una forma que hizo que la chica retrocediera.

"... Subestimas mi palabra y mi paciencia. Mis promesas son sagradas, aunque este dominio se cayera en pedazos me aseguraría de que ustedes puedan estar presentes durante el interrogatorio de la prisionera, incluso si por hacerlo se termina perdiendo tiempo valioso." Su mirada los recorrió a todos antes de que les diera la espalda. "Designare a alguien para que los lleve a la Comisión de Adivinación, una vez hayamos organizado nuestros asuntos internos serán llevados allí, por favor tengan paciencia."

Welt cruzó los brazos y la observó marcharse antes de hablar.

"Parece que tendremos un tiempo para descansar antes de ir."

Aleph se encogió de hombros.

"Mejor, ya quería comer algo."

.....

Tras la partida de Fu Xuan, el ambiente se volvió más relajado, aunque la incomodidad no desapareció del todo.

7 de Marzo se cruzó de brazos, mirando a Aleph con una expresión ligeramente preocupada.

"Creo que... he vuelto a ofender a alguien. Dime la verdad, ¿crees que la molesté?" Preguntó con un deje de inquietud.

Aleph se encogió de hombros sin darle mayor importancia.

"Alguien tenía que hacer de malo y recordárselo." Respondió mientras se estiraba.

7 de Marzo infló las mejillas, fastidiada.

"¡Pues la próxima vez te toca a ti o a Stelle!"

"Qué irrazonable."

Welt intervino con su tono habitual, sereno.

"No te preocupes tanto, Marzo. He conocido antes a gente como ella. Estoy seguro de que no está realmente enojada contigo. Además, Fu Xuan parece una dama razonable."

Aleph apenas logró contener una risa al escuchar cómo Welt la llamaba "dama". Tenía toda la compostura de alguien en su posición, sí, pero su apariencia infantil hacía que el título sonara... curioso.

7 de Marzo, sin embargo, no parecía convencida.

"Yo diría que más bien es demasiado fría…"

Aleph la miró de reojo, con una sonrisa socarrona y una ceja levantada.

"¿Tan fría como Dan Heng o Stelle?"

7 de Marzo soltó una carcajada.

"¡Dan Heng no es frío, solo es un rarito! Y Stelle... bueno, ¿es Stelle?"

Stelle, que hasta ahora se había mantenido en silencio, intervino con su tono despreocupado:

"Tú también lo eres."

7 de Marzo abrió la boca para replicar, pero terminó suspirando con resignación.

Pensando en todo lo que habían vivido desde la mañana en el Luofu hasta el anochecer, no pudo evitar sentirse cansada.

"Odio admitirlo, pero… a comparación de la gente que estamos conociendo aquí, empiezo a extrañar a quienes conocimos en Jarillo-VI. Por todos los cielos, ¡creo que incluso podría estar empezando a extrañar a Sampo!"

El grupo se quedó en silencio por un instante tras ese comentario, hasta que 7 de Marzo pareció procesar lo que acababa de decir. Sacudió la cabeza como si quisiera borrar la idea de inmediato.

Welt, por su parte, parpadeó en parte confundido y en parte curioso. ¿Quién era ese tal Sampo del que tanto hablaban...?

"¡Debo estar perdiendo la cabeza! ¿Quién podría extrañar a ese rarito de pelo azul?" Exclamó, con un escalofrío recorriéndole el cuerpo.

Welt decidió retomar el hilo de la conversación, echando un vistazo alrededor.

"Parece que Fu Xuan no nos llamará hasta que estén listos para el interrogatorio. Podemos dar una vuelta mientras tanto."

Aleph y Stelle asintieron y comenzaron a caminar hacia el interior del Sanctum, mientras que 7 de Marzo y Tingyun decidieron quedarse en un puesto de comida cercano.

Aleph sintió que las lágrimas se le acumulaban en los ojos al ver que, con los pocos créditos que le quedaban, no podía pagar ni una porción.

"...Mi... cena." Murmuró con voz temblorosa, mirando a otros comer como un niño hambriento pegado al vidrio de una dulcería. Había peleado todo el día con el estómago vacío, y justo cuando por fin tenían tiempo para comer... no podía pagarlo.

¡Habían dicho que todos sus gastos serían cubiertos por la Comisión del Transporte Celeste!

¿Por qué ese vendedor no le creía? ¡¿Dónde estaba Tingyun cuando se la necesitaba?!

Qué mundo tan cruel...

7 de Marzo, al verlo, solo se rió mientras sacudía la cabeza. ¿Quién le dijo que se gastara toda su asignación en adornos para su habitación?

Hmph. Pero como buena compañera, naturalmente compartiría un poco de su comida.

Sería vergonzoso si uno de sus compañeros caía en batalla por estar exhausto y con el estómago vacío... ¿verdad?

*******

Acto 3: Bailu

Al entrar, Aleph y Stelle notaron que en el centro de la plaza se agrupaban varios soldados de los Caballeros Nimbus, muchos de ellos heridos y recibiendo atención de una pequeña figura con cabello azul y dos prominentes cuernos.

"¡No se muevan demasiado, o la medicina perderá efecto!" Regañó a uno de los soldados con una voz que, aunque aguda, cargaba una autoridad incuestionable.

Sin embargo, la relativa calma se rompió cuando uno de los soldados atendidos se estremeció violentamente.

Un sonido seco resonó cuando su armadura se resquebrajó, y un escalofriante resplandor dorado cubrió su cuerpo. A su alrededor, varios de los heridos comenzaron a experimentar lo mismo. Los signos eran inconfundibles: habían sucumbido a la influencia de Mara.

Aleph no pudo evitar chasquear la lengua. Al parecer, en el Luofu, la palabra "descanso" solo evocaba problemas cuando era dicha.

"¡Retrocedan!" Gritó la niña, dando un salto hacia atrás.

Pero no hubo tiempo para advertencias adicionales. Los Caballeros Nimbus infectados se pusieron de pie de golpe, sus movimientos espasmódicos y rígidos. De entre las sombras del Sanctum, figuras encapuchadas con raíces doradas en sus cuerpos emergieron, eran discípulos de Sanctus.

Aleph soltó un suspiro cargado de molestia, creando su arma con un movimiento fluido. ¿Qué problema no podía resolverse mediante un bate?

A su lado, Stelle adoptó una postura de combate sin titubeos. Sabían que no podían permitir que el caos se propagara.

"Aquí vamos otra vez..." Exclamó Stelle, apretando los puños. Le dio una mirada triste al sándwich sin terminar en sus manos antes de entregárselo a Tingyun para que lo sostuviera.

Los poseídos por Mara cargaron contra ellos, con movimientos salvajes y rudimentarios, pero no por ello menos peligrosos. Aleph esquivó un tajo de lanza, contratacando con un golpe certero que derribó a su atacante. Welt avanzó y, sin titubear, manipuló la gravedad a su alrededor, aplastando con brutal precisión a los poseídos que amenazaban con alcanzar a la niña.

"Cuidado con los encapuchados." Advirtió Welt. "Son diferentes a los que enfrentamos antes."

7 de Marzo alzó su arco y disparó una ráfaga de flechas gélidas que detuvo a varios enemigos en seco. Pero los discípulos no se inmutaron; con una furia irracional, cargaron de nuevo.

La niña, a pesar de su tamaño, no se quedó de brazos cruzados. Sus movimientos eran ágiles mientras continuaba curando a los heridos. Sin embargo, su rostro denotaba preocupación.

"Esto no debería ser así..." Murmuró. "La infección de Mara está avanzando más rápido de lo habitual."

El enfrentamiento se volvió más intenso.

Aleph y Stelle golpeaban a los soldados con la misma gracia que un granjero arrancando malezas. Sus rostros permanecían inexpresivos, pero si uno prestaba atención, notaría que intentaban aumentar su ritmo y eficiencia cada vez que veían a su acompañante raposiana, quien parecía debatirse entre comer o no los sándwiches en sus manos.

La ferocidad en sus ataques también parecía incrementarse ante aquella escena...

Welt continuó manipulando la gravedad, alterando el campo de batalla a su favor, mientras que 7 de Marzo ofrecía apoyo con ataques a distancia y barreras protectoras.

Uno a uno, los poseídos por Mara fueron cayendo, hasta que finalmente, con un último ataque bien colocado por parte de Welt, el último enemigo colapsó. La plaza quedó en silencio, con los cuerpos de los derrotados esparcidos por el suelo.

La niña dejó escapar un suspiro y sacudió la cabeza.

"Al menos espero que así se mantengan en reposo." Murmuró mientras miraba a los caídos. Pronto se dio la vuelta y miró al grupo. "Gracias por ayudar a estabilizar a los pacientes. Parecen tener cierta experiencia en el uso de técnicas de sedación física."

7 de Marzo le susurró a Aleph.

"... ¿Desde cuándo golpear a alguien cuenta como "sedar"?"

"El universo está lleno de sorpresas, Marzo."

"No puedo seguir curando a los soldados si esto sigue pasando... No es como si pudiera dedicar todo mi tiempo a reconectar huesos y vendar heridas. ¡Soy una persona ocupada!" Dijo con frustración. "Necesito más información sobre lo que está ocurriendo aquí."

7 de Marzo se acercó y, con una sonrisa juguetona, le dio un leve golpecito en la cabeza.

"Eres más impresionante de lo que pareces, pequeñita. ¿Dónde están tus padres?"

Bailu infló las mejillas, cruzando los brazos con indignación.

"¡No tengo padre o madre! ¡No me subestimes solo por mi tamaño! Que sea pequeña no quiere decir que sea una niña revoltosa. La gente de Xianzhou no envejece como los humanos comunes. ¡Podría ser mucho mayor que tú!"

7 de Marzo levantó las manos en son de paz, mientras Stelle soltaba una leve risa.

"No se lo tomes en serio. 7 de Marzo es así con todos." Intervino Stelle.

Bailu suspiró y sacudió la cabeza.

"Supongo que no tiene remedio... Bueno, tengo que seguir aquí. Les recomiendo que no vayan por..."

"¿Que no vayamos por ahí? Lo siento, pero tenemos asuntos que atender. Así que no nos queda de otra que avanzar."

"Está bien." Asintió, sin darle más vueltas al asunto. "Ya que me salvaron, si en algún momento tienen heridas graves, búsquenme. Les prometo que los trataré gratis y les daré un descuento del 20% en la medicación."

Con esas palabras, Bailu se retiró, volviendo a atender a los heridos.

Stelle, entonces, sintió una vibración en su bolsillo. Una vez más, era su teléfono. Sacándolo, vio un mensaje de un número desconocido.

"¿Eh?" Frunció el ceño.

Aleph se acercó a mirar la pantalla. El mensaje era breve, un simple "Nos vemos aquí." Acompañado de una fotografía de un área de la plaza, donde se podían ver varios juegos de azar.

"¿Alguien nos está esperando?" Preguntó Welt.

Stelle miró a su alrededor y luego a la imagen nuevamente. Comparando los alrededores con la foto, y con las indicaciones de una amable señora, lograron ubicar la dirección correcta.

"No tenemos nada mejor que hacer hasta que nos llamen para el interrogatorio." Dijo Aleph, encogiéndose de hombros. "¿Vamos a ver quién nos está buscando?"

"Bueno... ¡Pero si algo malo ocurre te culparé a ti, y tendrás que masajearme cuantas veces quiera!"

Aleph suspiró mientras se pasaba una mano por el cabello.

"Está bien."

....

Después de recibir el misterioso mensaje y la foto adjunta, el grupo se dirigió al lugar señalado. Al llegar, encontraron una mesa de juego rodeada por cuatro figuras. Tres de ellas eran raposianos; sus orejas puntiagudas y colas esponjosas dejaban clara su ascendencia.

"¡Date prisa, cuando termines seremos todos fósiles!" Comentó uno de los raposianos.

Pero la cuarta figura fue la que capturó la atención de Aleph de inmediato.

Su cabello estaba bien peinado y atado; sus ojos verde lima destellaban con astucia mientras observaba las piezas del tablero con una sonrisa triunfante. Vestía un vestido negro con detalles en verde oscuro.

Si fuera mayor definitivamente habría golpeado los puntos correctos en su zona de strike.

Una verdadera lástima.

¿Que tiene este sitio con la sobrepoblación de lolis?

"¡Ja! ¡Gané otra vez!" Exclamó la chica, levantando los brazos con orgullo.

Los raposianos suspiraron y se apartaron de la mesa, claramente resignados. Fue en ese momento que la joven alzó la vista y notó la presencia del grupo. Su expresión de victoria se transformó en una de sorpresa nerviosa.

"Oh... esto no es bueno... llegaron más rápido de lo que pensé." Murmuró antes de levantarse apresuradamente. "¡Por favor, no le digan a la Gran Adivina que estaba holgazaneando! Ya me degradaron a un puesto terrible como bibliotecaria y no quiero descubrir qué es peor que eso." Pidió con una sonrisa nerviosa.

"¿Y tú quién eres?" Preguntó 7 de Marzo con una ceja alzada.

"Soy Qingque, trabajadora de la Comisión de Adivinación." Se presentó con un leve asentimiento. "Y, bueno... supongo que me toca llevarlos hasta allá. Vamos, por aquí."

....

Guiados por Qingque, el grupo avanzó hacia la Comisión de Adivinación.

Por el camino, pudieron ver a un costado un gran árbol destruido.

Según Tingyun, se llamaba el Árbol de Ambrosia. Aleph no supo por qué, pero al mirarlo, una extraña sensación comenzó a surgir en su pecho.

"¿Aleph?" 7 de Marzo lo llamó con una expresión desconcertada. Welt y Stelle también lo miraban con expresiones similares.

"No es nada." Comentó. No sabía si lo decía a los demás o a sí mismo.

....

Sin embargo, al llegar, encontraron la entrada principal cerrada.

"¿En serio? Justo ahora..." Murmuró Qingque con fastidio. "No sólo la comida aquí es básicamente basura, sino que ahora cierran la puerta sin avisar. ¡Qué desconsiderados!"

"¿No que eres miembro de la Comisión de Adivinación? ¿Por qué la entrada está bloqueada?"

Qingque la miró como si fuera una niña que preguntó si el fuego quema.

"Tch. Que no cunda el pánico, conozco otra entrada a la Comisión de Adivinación."

....

"Ugh... ¿por qué esta cosa tampoco abre?" Qingque sostuvo su cabeza entre las manos. "Hemos hecho esperar a la Gran Adivina. Ya sé lo que dirá... Uwah, ¡me va a culpar por todo! ¡Se enojará y dirá que hay que reducirle el sueldo a la 'Poco fiable Qingque'! Por eso nunca crece, la maldad en su interior es tan pesada que la mantiene enana."

7 de Marzo le susurró a Aleph.

"¡Sabía que ofendí a la Gran Adivina! ¿Si no, por qué habría enviado a esta chica a recogernos?"

Aleph, por su parte, apenas podía contener la risa. Ella era divertida.

Welt dio un paso adelante.

"¿Le importaría si echo un vistazo, señorita Qingque?"

La mencionada se hizo a un lado con la cabeza gacha.

.....

Welt había sido sorprendentemente hábil. Bajo los ojos brillantes de 7 de Marzo, Stelle y Aleph, abrió la entrada.

Qingque se quedó mirando con la boca abierta. Un solo pensamiento cruzó por su mente.

"Ugh... ¿Un forastero es mejor que yo, una empleada de la Comisión de Adivinación, abriendo la entrada?"

.....

"¡Este es el orgullo de la Comisión de Adivinación: la Matriz de Presagio!" comentó Qingque mientras esperaba ver expresiones de asombro en los rostros de los forasteros, pero se decepcionó al ver sus miradas llenas de desconcierto.

Por lo que tuvo que proceder a explicar en qué consistía la Matriz de Presagio y los Ábacos de Jade.

"De todos modos, el nombre es lo de menos. Mientras la máquina cumpla su función, ¿qué importa si se llama computadora o ábaco de jade?"

Finalmente, llegaron a la gran sala donde se estaba preparando el interrogatorio.

Fueron recibidos por Fu Xuan, con los brazos cruzados y una mirada severa. Esperaba junto a la Matriz de Presagio.

A su lado se encontraba el holograma del General Jing Yuan, quien sonrió al verlos llegar.

Qingque entró al frente mientras se rascaba la mejilla con un dedo.

"Gran Adivina, traje a los invitados... aunque usted no lo haya pedido."

Fu Xuan suspiró con una mano en la frente antes de girarse para mirar al holograma de Jing Yuan.

"¿Hasta dónde está bien emplear a los invitados como trabajadores?"

A pesar de su tono algo cortante, Jing Yuan no pareció tomarle tanta importancia.

"Ya que están aquí, ¿por qué no ofrecer una mano amiga?"

La expresión de Fu Xuan se volvió un poco amarga por unos momentos antes de regresar a la normalidad.

"Normalmente, acceder a la Matriz de Presagio sin mi permiso es una violación del protocolo. Pero creo que puedo hacer una excepción esta vez. Qingque puede que sea poco fiable, vaga, altanera, adicta al juego y posiblemente mi peor empleada..."

"¡Tampoco hay necesidad de arruinar mi imagen así!" Gritó Qingque mientras sacudía sus manos en negación.

Fu Xuan la ignoró por completo.

"El punto es que puede cumplir sus funciones cuando surge la necesidad... y que también estamos algo faltos de personal. Por lo que, por mucho que me disguste la idea, no hay otra alternativa además de pedirles ayuda una vez más. ¿Podrían aceptar esta solicitud mía?"

....

7 de Marzo soltó un suspiro mientras se apoyaba en el hombro de Aleph.

"Sabes, creo que ya he visto nuestro futuro. Seremos recaderos para siempre..."

Aleph le dio unas palmaditas en la espalda a modo de consuelo mientras miraba a Fu Xuan.

"¿Y la palabrita mágica?"

Fu Xuan pareció desconcertada, mientras que Jing Yuan notó algo y su holograma retrocedió hasta un punto fuera del campo visual de la Adivina.

"¿Qué? ¿Cuál palabra mágica?"

"La universal. "Por favor"."

El rostro de la chica se torció como si hubiera mordido un limón.

"... P-Por... favor." Murmuró con una voz apenas audible.

Aleph asintió, satisfecho, mientras 7 de Marzo y Stelle le daban un pulgar arriba. De fondo, se escuchaba a Jing Yuan intentando sin éxito contener la risa mientras el grupo se marchaba a cumplir con la solicitud de Fu Xuan.

...

Pronto todo estuvo listo para hacer uso de la Matriz de Presagio.

"¿Así nada más?" Preguntó 7 de Marzo, y Aleph tuvo que estar de acuerdo con ella.

Había sido demasiado fácil configurar algo tan complejo como lo que Qingque les había descrito. De hecho, era más justo decir que tardaron más yendo de un lado a otro que encendiendo las matrices necesarias para activar la mayor.

Qingque simplemente se encogió de hombros.

"Cuanto más complejo es algo, más importante es no complicarlo. ¿Verdad?"

....

Finalmente regresaron con Fu Xuan.

Al verlos de regreso, ella asintió con la cabeza en reconocimiento.

"Buen trabajo. Ahora ha llegado el momento de interrogar a Kafka. Aquellos en el núcleo de la terminal puede que sientan un ligero... impacto. ¿Están listos?"

Un pequeño grupo de Caballeros Nimbus se acercó con una Kafka esposada.

"¿Es esto realmente necesario? Ya te dije que cooperaría contigo." Comentó Kafka.

Fu Xuan frunció el ceño.

"No me fío de las palabras de delincuentes prófugos, especialmente los que son expertos en el arte de la manipulación... Digas lo que digas, estoy aquí para presenciar la adivinación de la Matriz del Presagio." Su expresión se tornó más seria conforme su mirada se posaba sobre Kafka. "La Comisión de Adivinación tiene numerosas formas de extraer la verdad, y son mucho más efectivas que una simple conversación."

Kafka soltó una suave risita.

Y Aleph no pudo evitar preguntarse una vez más ¿Por qué las mujeres más hermosas son raritas o locas...?

"Entonces, Gran Adivina, sé testigo de mi destino."

...

Kafka, en el centro del círculo, mantenía su expresión relajada, como si estuviera en un simple paseo.

"Comencemos." Anunció Fu Xuan.

La matriz se activó, emitiendo un brillo azulado-verdoso que llenó los alrededores.

Durante unos instantes, la energía pareció escanear a Kafka, revelando sus intenciones. Fu Xuan observó atentamente, pero en un momento determinado, sus ojos se abrieron con sorpresa. Murmuró para sí misma.

"¿Fue... solo por eso?"

Luego, su mirada osciló entre Stelle y Aleph. Primero con sorpresa hacia Stelle, y luego con una mezcla de curiosidad y un atisbo de temor hacia Aleph. Sin perder tiempo, se giró y anunció:

"Tengo que informar de esto al General Jing Yuan."

Antes de irse, dirigió una última mirada a Stelle.

"Tienes permiso para hablar con Kafka a solas. Pregúntale lo que quieras, puedes tomarte todo el tiempo que desees."

7 de Marzo y Welt entendieron la indirecta y se alejaron, dándoles su espacio. Sabían que Stelle tenía asuntos sin resolver con Kafka.

Stelle no dejó pasar la oportunidad y se acercó de inmediato, arrastrando a Aleph, quien, a pesar de sus quejas, no mostró señales de resistirse.

Kafka mantuvo su sonrisa mientras observaba a ambos.

"Vaya, qué escena tan familiar..." Murmuró con un tono tan dulce que a Aleph le recorrió un escalofrío por la espalda. Un suspiro escapó de sus labios. "Es una pena que tengan que verme en tal estado... tan penoso."

Aleph alzó una ceja.

¿Qué tenía que ver él aquí...?

"¿Estás bien? ¿Estás herida?" Exigió Stelle, su voz cargada de preocupación.

Aleph no pudo evitar mirarla en shock.

Kafka soltó una risita suave.

"¿Así que ahora te preocupas por mí? Vaya... no hay necesidad. Xianzhou trata a sus cautivos con cortesía."

Stelle pareció soltar un suspiro de alivio.

Kafka miró a Stelle y luego a Aleph.

"Me sorprendió tanto verte con ella en el Expreso Astral... apenas contuve mi deseo de hablarte. Pero realmente valió la pena, ¿no lo crees? Finalmente estamos nosotros solos. Sé que ambos tienen cosas que quieren preguntarme, pero yo también quiero hacerles una pregunta."

El ambiente cambió sutilmente. Algo en su tono, en sus palabras, hizo que Aleph sintiera una sensación extraña...

Algo que no podía terminar de comprender.

"Has cambiado tanto. Es bueno verte bien y a salvo." Dijo Kafka de repente, desviando su mirada hacia Aleph con una sonrisa melancólica. "Ni siquiera Elio pudo prever qué te había ocurrido. Un día simplemente desapareciste, y no importa dónde buscáramos, no pudimos saber nada de ti."

Aleph sintió que su cuerpo se tensaba.

Su visión comenzó a nublarse mientras una imagen comenzaba a formarse en su mente.

La risa de Aha se escuchó en su cabeza.

La imagen de dos cuerpos se mostró, ambos hombres.

Un joven de cabello negro, con extremidades faltantes, cubierto de heridas, con un par de lentes rotos en el rostro. No parecía mayor de 15 años.

Era él... más específicamente, la apariencia que Aha le había mostrado cuando recogió su cuerpo, su apariencia antes de despertar en Jarillo-VI.

Un joven de cabello gris. Él no tenía heridas, pero parecía estar consciente. Podía sentir su miedo. Podía empatizar con esa sensación, luego de haber estado frente a Aha.

Era Caelus. De pies a cabeza, idéntico a aquel chico que había conocido junto a Flynn.

La risa de Aha se escuchó una vez más. El chico miró hacia todas partes con temor. Sombras parecieron rodearlos a ambos y apretarlos el uno contra el otro.

Un grito escapó de su boca mientras un sonido de aplastamiento se escuchaba.

Aleph comenzó a sentir náuseas.

Finalmente, las sombras los envolvieron a ambos. Los gritos fueron silenciados.

Ahora solo quedaba un chico allí, tirado en la nieve.

Los párpados de Aleph temblaron mientras el sonido de algo quebrandose resonaba en sus oídos.

********

Aleph permaneció en silencio.

No por indecisión. No por duda.

En su mente, la imagen que acababa de ver se repetía como un bucle, una sensación de náuseas y auto-despreció lo llenó.

Una idea cruzó por su mente.

Él... ¿H-Había robado el cuerpo de Caelus?

La risa de Aha resonó una vez más en su mente.

Perdido en sus pensamientos ignoró la notificación de Burroughs.

[Vía cambiada a Exultación.]

...

Stelle miró con desconcierto, y Kafka igual realmente no parecía saber exactamente lo que estaba pasando. Eso solo hizo que la preocupación de Stelle aumentara.

"¿Aleph?" Stelle preguntó.

Él no respondió. Ni siquiera pareció escucharla. Kafka ladeó la cabeza con una sonrisa desconcertada.

"Curioso, ¿no?" Dijo al fin Kafka, dirigiendo su atención a Stelle, ella ya parecía haber llegado a su propia conclusión. "A veces el silencio es la única forma de protegerse de las palabras."

"¿Por qué éstas aquí realmente, Kafka?" Interrumpió Stelle, sin rodeos, su tono sonaba mucho más seco que antes mientras su mirada preocupada se posaba en Aleph. "¿Que fue lo que te dijo Elio?"

Kafka dejó escapar una risita suave, como si esa pregunta le hiciera cosquillas en el alma.

"Ah, siempre directa, me encanta eso de ti." Dijo, jugueteando con los grilletes aún atados a sus muñecas. "Luofu no fue una casualidad. No fue por Blade. No fue por mí. Fue por ustedes. O más bien... por ti, Stelle."

Stelle frunció el ceño, dudando.

"¿Y qué tenía Luofu que no tuviera cualquier otro lugar?"

"Conflicto interno. Una fractura entre ideales." Respondió Kafka, su tono bajando un poco, ganando una seriedad inesperada. "Elio predijo que el poder de la Cacería sería indispensable. Y la Cacería... necesitabas establecer una buena relación con ellos. Que confiaran en ti. Que te vieran como una aliada importante y alguien a quien apoyarían. Y por eso... te hicimos venir aquí. Tiempos oscuros se acercan, Stelle."

Kafka se encogió de hombros.

"Nada une más que una buena catástrofe compartida, ¿no?"

Stelle no dijo nada, pero su mirada se endureció. Kafka giró la cabeza hacia Aleph, aún ausente, y luego volvió a mirar a la chica.

"¿Y sabes?" Continuó, ahora con una sonrisa pícara. "Fu Xuan se sorprendió tanto cuando vio a Caelus... no sé por qué lo miró con ese temor. Bastante curioso... ¿Crees que tu hermano mayor se haya convertido finalmente en un peligro para las damas como alcanzar un punto en el que incluso alguien como ella puede sentir temor?"

Stelle miró a Aleph con atención. ¿Eran verdad la palabras de Kafka? Una oleada de insatisfacción la golpeó ¿Era Aleph realmente su hermano mayor? ¿Por qué no había dicho nada? Pero antes de que pudiera decir algo, Kafka volvió a tomar el control de la conversación.

"Elio vio el destino, Stelle. Uno donde tendrás que enfrentar a Nanook. Y no me refiero a un enfrentamiento normal o simple. Me refiero a una guerra. Una guerra de proporciones... cósmicas, una de magnitudes que ni tu, ni yo, ni los Cazadores de Stellaron o el Expreso Astral pueden imaginarse."

La atmósfera se tornó más densa, como si el aire mismo sintiera el peso de esas palabras.

"Y en la mayoría de esos futuros." Añadió Kafka, bajando la voz a un susurro. "Todo termina ahí. Ustedes, nosotros, incluso el propio Equilibrio... todo se derrumba. Pero, si seguimos el plan de Elio... quizás, sólo quizás, haya un destello de esperanza en el horizonte."

Stelle no supo qué decir. Kafka, viéndola paralizada, continuó con un tono más ligero, como si hablara de cuentos de hadas.

"¿Te he contado sobre cómo mueren los Aeones?"

"¿Mueren...?" Stelle repitió, confundida. "¿Matar un Aeon está... en tus planes?"

"¡Oh, no, no!" Kafka se rió. "Qué palabra tan fuerte "planes". Sólo estoy compartiendo historias. Historias que nadie te mencionaría. Mira... Tayzzyronth, el de la Propagación. Cazado. Ena, El Orden, devorada y asimilada por Xipe, La Armonía. Long, La Permanencia... olvidado. Idrila, La Belleza... desvanecida en el silencio. Y Akivili..."

Su sonrisa se desvaneció.

"Akivili, El Trazacaminos. ¿Qué le ocurrió? Nadie lo sabe. Salvo Nous. Y ya sabemos cómo le gusta a Nous guardarse los secretos."

Kafka suspiró teatralmente.

"Tres métodos. Sólo tres conocidos. Uno: colisión de Vías. Como Ena y Xipe. Dos: guerra directa, donde el débil es aniquilado. Así cayó Tayzzyronth. Y tres..."

Se interrumpió, alzando una ceja.

"¿Crees que revelaría el tercero tan fácilmente?"

Kafka se rió una vez más, como si hubiera dicho una especie de broma o chiste que solo ella fuera capaz de comprender.

"¿Qué opinan ustedes, Stelle, Caelus? Fascinantes, ¿verdad? Son historias que los que se aferran a las "buenas vías" jamás les contarían."

Antes de que nadie pudiera responder, una explosión sacudió el suelo.

Varios Caballeros Nimbus cayeron cerca, gritando antes de quedar inconscientes. A lo lejos, el Árbol de Ambrosía comenzaba a renacer, impulsado por la energía del Stellaron.

Ramas cubiertas por una energía verde oscuro y dorada se alzaban en el aire impregnando el lugar con una energía vital que no parecía tener limites.

Stelle tragó saliva. Kafka, sin perder la compostura, se estiró los brazos.

"Y... es mi señal. Hora de irse."

Blade apareció como una sombra, cortando las esposas de Kafka con un movimiento seco. Ella lo miró con una sonrisa perezosa.

"Gracias, Bladie~."

Él frunció el ceño, desviando la mirada con molestia. Kafka rió.

"Oh, qué tímido."

Stelle intentó detenerla, pero Blade se adelantó, lanzándose a detenerla.

Stelle apenas logró levantar a tiempo su bate para bloquear el golpe entrante, pero la espada jamás llegó, una figura familiar había interrumpido el golpe.

"¿Aleph...?"

Durante un instante, todos se detuvieron. Incluso Kafka pareció genuinamente sorprendida.

"¿Qué haces?" Preguntó Blade.

La sonrisa de Aleph se estiró. Su expresión se transformó en una sonrisa... un tanto inquietante.

"Que inicie el show..."

Y entonces, como si alguien hubiese pulsado el interruptor de la luz, la realidad se alteró.

Luces, flashes, colores saturados. El mundo se volvió el set de un reality show, una parodia de espectáculo. El suelo brillaba con neón. Cámaras flotaban en el aire como ojos voraces. Música de fondo, y risas pre grabadas llenaban el ambiente de una forma distorsionada.

Aleph y Blade comenzaron a luchar. Smooth Criminal se escuchaba de fondo, Aleph se movía con el ritmo de la música, con pasos de baile extravagantes, esquivando con una gracia burlona, sonriendo, riéndose como un bufón. Blade, furioso, no lograba alcanzarlo.

Algo en el interior de Aleph había despertado.

El árbol de Ambrosía, renacido por culpa del Stellaron, estaba vertiendo su energía vital en él.

Ahhh que sensación tan hermosa.

Sentía la vitalidad burbujeando en sus venas.

Y entonces, abrió la familiar pestaña de Apps y compró algo.

[Mantra System. Instalando...]

Siguiendo esa misma línea.

Centauro y Preta fueron fusionados en la catedral de las sombras. Nació Oni.

Aleph sonrió, era hora de hacer de este juego uno más divertido ¿No decepcionaria a sus queridos espectadores si el espectáculo se volvía monótono? Arrojando a un lado el sombrero blanco en su cabeza dio inicio a una de habilidades gratuitas presentes en el Mantra System.

Se fusionó a si mismo con Oni a través del Mantra demoníaco.

Bajo los ojos estupefactos de Kafka, Stelle y Blade, el nuevo Aleph... ya no era tan humano.

La musculatura en su cuerpo aumentó mientras dos cuernos rojos crecían en su cabeza, la piel de sus manos se volvió tan roja como la sangre, las uñas de sus dedos se volvieron de color negro y ganaron un filo que hacia que parecieran garras.

Cada golpe que lanzaba hacía retroceder a Blade con brutalidad pura.

Stelle lo miraba sin poder creerlo. Entonces, una voz familiar se escuchó en su mente. Aquella que había oído en Jarillo-VI.

"Salva a tu compañero antes que su energía vital se consuma por completo. De otra forma, morirá."

Stelle tembló y el bate en sus manos fue sostenido con más fuerza que antes.

Aleph sonreía aún, mientras las luces iluminaban su figura.

El show... apenas estaba comenzando.

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La Noche de los Bufones Vivientes (Habilidad definitiva de la vía Exultación)

Efecto: Aleph entra en un estado eufórico y frenético donde su velocidad y tiempo de reacción aumentan drásticamente.

Extras:

Los contraataques hacen más daño que un ataque normal.

Su creatividad en combate aumenta (pensamientos caóticos y extrañamente estratégicos).

Limitaciones:

Aleph empieza a comportarse como un bufón o un Showman, tratando el combate como un "juego".

La Vía de la Exultación queda bloqueada temporalmente después de su uso.

Smirk System (Habilidad derivada de La Noche de los Bufones Vivientes, es el segundo regalo de Aha):

Este nueva habilidad esta basada en la mecánica "Smirk" de SMT IV mientras, mientras Aleph esté en estado Smirk (Solo se mantiene mientras no ataque, lo pierde después de atacar) su defensa, velocidad y tasa de críticos aumentan hasta un punto demencial, cualquier efecto de estado negativo que traten de agregarle mientras este en Smirk se convertirá en un buff temporal (esto es acumulativo). Solo se puede entrar en estado Smirk al resistir un ataque crítico sin recibir mucho daño o al ser atacado por un elemento al que Aleph es inmune o tiene una resistencia tan grande que el ataque enemigo prácticamente solo le haría cosquillas.

Mantra System: descripción General

El Mantra System es una mecánica de soporte que sirve como una alternativa o complemento al sistema de aplicaciones tipo Burroughs, permitiendo a Aleph obtener y utilizar habilidades demoníacas o raciales sin necesidad de invocar directamente a los demonios. Su funcionamiento gira en torno al uso de Puntos App para desbloquear "Mantras", una especie de árboles o nodos de poder.

1. Puntos App

Aleph puede usar puntos App para:

Desbloquear habilidades (Mantras) dentro del Mantra System.

Conservar habilidades raciales de demonios (sin depender de la fusión o invocación directa).

2. Tipos de Mantras

A. Mantras de Sistema (Con consecuencias posibles)

Incluyen habilidades, fusiones y técnicas especiales que pueden traer efectos secundarios o desventajas dependiendo de la naturaleza del poder y su uso.

Ejemplos:

Mantra Chimera: Permite fusionarse con más de un demonio al mismo tiempo. Riesgoso y con consecuencias mentales y físicas.

Mantra Parasitario: Aleph gana una habilidad pasiva que refleja un pequeño porcentaje del daño recibido, pero reduce la resistencia elemental.

Mantra del Vacío Infernal: Aumenta el daño mágico de tipo Oscuridad e Fuego a cambio de un consumo de HP constante.

Mantra de Simbiosis: Permite a Aleph usar una habilidad suprema de un demonio una vez al día, pero reduce todas sus estadísticas un 10% durante un tiempo después.

B. Mantra Demoníaco (Sin consecuencias directas)

Este tipo de Mantra permite a Aleph fusionarse parcialmente con un demonio bajo su contrato, manifestando parte de sus habilidades y apariencia.

No hay consecuencias negativas siempre que la relación y compatibilidad sean buenas.

Aleph conserva su personalidad, aunque recibe influencias sutiles del demonio (voz más profunda, impulsos temporales, etc.).

Ejemplo de uso con Belial:

Aleph no lo invocaria directamente debido a su personalidad problemática, pero puede usar Fuego de Sodoma (su habilidad racial) a través del Mantra Demoníaco.

3. Condiciones y Reglas

Solo puede usarse con demonios bajo contrato.

La duración de una fusión demoníaca básica es de 3 a 5 minutos aunque este tiempo puede extenderse bajo ciertas condiciones tales como la relación y la compatibilidad entre Aleph y el demonio.

Demonios de alto nivel o de naturaleza difícil pueden causar debuffs o buffs después de la fusión, dependiendo del vínculo emocional o ideológico con Aleph.

No es posible fusionarse con varios demonios a la vez sin Mantra Chimera (que sí conlleva consecuencias).

Aleph puede conservar habilidades raciales comprándolas directamente con Puntos App si así lo desea, evitando la necesidad de fusión.

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